Por Albino Prada
Según un espejismo neoliberal caritativo, el trabajador y el empleador deben pactar “libremente” las condiciones de su relación laboral. Dos partes iguales negociando. Por eso se supone que más que una relación laboral es mejor que sea una relación comercial, como si todos fuéramos autónomos. Y, en este caso, no hace falta intermediación: ni gremial ni gubernamental. En otras palabras, el mejor de los mundos para una subordinación radical y una dependencia extrema del trabajo en relación con el capital. Ni que decir tiene que este objetivo avanza día a día si los trabajadores, los sindicatos o los gobiernos que no se doblegan a los patrones no lo remedian.
Esta subordinación se cristaliza en que hoy, en España, apenas el 11% de la población se considera parte de la clase trabajadora, mientras que casi el 50% se considera parte de la clase media (“Identificación subjetiva de clase”, Centro de Investigaciones Sociologicas -CIS, octubre 2022, Estudio n° 3380). Un espejismo neoliberal muy bien alimentado por los autoproclamados medios de información y comunicación, que impone a más de un político enfrentar la ilusoria realidad de estas soñadas clases medias. Patético, porque como veremos, la realidad actual es bastante diferente.
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En cuanto al precio pagado por dicho trabajo, la evolución de los salarios en España muestra claramente que esta subordinación y dependencia se sigue agudizando. Porque, como recordé en un análisis reciente (“La estrategia neoliberal pospandemia: tres choques y más de devaluación salarial”, Sin Permiso, 25 de enero de 2023), desde 2008, el porcentaje de trabajadores beneficiados con cláusulas de salvaguarda salarial [salario cláusula de salvaguardia en el contrato colectivo ante la inflación] pasó de nada menos que un 71% a un 16%, lo que explica que entre 2010 y 2022 los salarios reales por el mismo trabajo hayan registrado tasas anuales negativas constantes de -6% en promedio.
Hoy, en medio de una espiral inflacionaria -de oferta y de márgenes empresariales- la situación se agrava aún más ante la impotencia colectiva de sindicatos y trabajadores. Con excepciones educativas como la de las dependientas de Inditex-Zara tras una dura y prolongada movilización [ver sobre este tema el artículo publicado en este sitio el 18 de febrero de 2023 ].
Los ingresos salariales medios aumentaron durante todo 2022 a tasas muy por debajo del deflactor del PIB (según la Contabilidad Nacional Trimestral de España-CNTE: 2,2% y 5,2% respectivamente) o de la inflación (6,1% IPC-Índice de Precios de Consumo), lo que, por un lado, evita que sean considerados causantes de la inflación y, por otro lado, hace inflacionarios los márgenes comerciales crecientes – 15 % en promedio – para todos los productos o servicios que pueden repercutir en mayores costos de energía e insumos asociados a el mercado interno Para el mercado exterior, su gran activo competitivo es la devaluación de los salarios.
Así, además de una devaluación salarial de larga data desde 2009, se ha producido una intensa depreciación del poder adquisitivo de estos salarios, deterioro que, en 2022, nos situará en el grupo de países de la OCDE que más pérdidas ha sufrido.
El acuerdo salarial de mayo de 2023 entre la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales) y las CC.OO. (Comisiones Obreras) así como la UGT (Unión General de Trabajadores) podría frenar, en el mejor de los casos, esta hemorragia entre 2023-2025. Pero se trata de una clara renuncia a recuperar el deterioro de años anteriores (en concreto el de 2022). Renuncia y subordinación.
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En cuanto a las condiciones contractuales y laborales, tras la reforma laboral del actual gobierno –que pretendía mitigar la progresiva subordinación neoliberal de reformas anteriores– a la luz de los datos más recientes, su impacto presenta luces y sombras. Por ejemplo (ver el artículo del 17 de abril de 2023 en el diario Público sobre los resultados de la investigación de los inspectores de trabajo), trabajadores temporales que no lo son, trabajadores fijos intermitentes que no lo son y trabajadores por cuenta propia que no lo son.
No podía ser de otra manera, porque revertir todas las lógicas de extrema dependencia que han alimentado la actuación del capitalismo español desde mucho antes de la crisis de 2008 –lógicas posteriormente reforzadas hasta el estallido de la pandemia (2020)– no es tarea fácil, no por muy en serio que se tome esta tarea el actual Ministerio de Trabajo (por ejemplo con los ERTES [medida que en caso de reducción temporal de la plantilla permite acogerse a la protección por desempleo] y las revisiones del SMI [salario mínimo interprofesional aumentado en enero 2023 para llegar a 1080 euros al mes durante 14 meses].
Si evaluamos el periodo 2019-2023 con los datos del primer trimestre que ofrece la EPA [Encuesta de Población Activa – 27 de abril de 2023], la buena noticia es que tenemos un millón de personas ocupadas más, pero eso no significa que no logramos reducir el número estimado de desempleados en más de 200.000. Esto sólo se puede entender con un aumento significativo de la población activa de casi 800.000 personas. Y ello, a pesar de que la población inactiva también está aumentando de forma importante, especialmente entre la población estudiantil, que ha aumentado en medio millón de personas, sobre todo a partir de los 25 años.
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El análisis de la evolución de las altas de paro, las contrataciones y las cotizaciones a la seguridad social, en este caso entre marzo de 2022 y marzo de 2023, permite aportar algunos detalles e identificar algunas cuestiones. En primer lugar, disminuye el número de contratos celebrados durante cada nueva afiliación a la Seguridad Social. Hay simultáneamente un aumento en el número de cotizantes y una disminución en el número de trabajadores ocupados según la EPA. Al mismo tiempo, el desempleo abierto ha disminuido en los últimos dos trimestres, mientras que el desempleo estimado está aumentando (más de 3,1 millones y desempleo abierto más de 2,8 millones). No es fácil explicar tales asimetrías si no se deben a una particular adaptación del capitalismo español a las reformas aplicadas.
Por otra parte, la cuestión de la evolución del número de contratos de trabajo y sus condiciones debe ser objeto de un análisis específico. En marzo del año pasado se firmaron en España 1,7 millones de contratos, una media de 11 contratos por cada nuevo cotizante del sistema de seguridad social. Un auténtico toyotismo neoliberal (trabajo justo a tiempo) que los empresarios han aplicado en diferentes sectores como la hostelería, la sanidad, el comercio y la distribución. Un año después, el número de contratos se redujo a 1,1 millones (de 11 a 3 contratos por nuevo cotizante). Una caída del 34% en un año que favorece menos temporalidad y más contratos indefinidos.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de EPA-INE
Los contratos indefinidos representan ya casi el 40 % de los contratos mensuales (frente al 10 % de un año antes), mientras que los contratos temporales están cayendo (del 90 % al 60 %). A pesar de ello, la proporción de contratos a tiempo parcial está aumentando ligeramente. Estas dos novedades forman parte de las estimaciones de la contabilidad nacional (INE-Instituto Nacional de Estadística) según las cuales, en estos cuatro años, aún no se ha recuperado el número de horas trabajadas antes de la pandemia… aunque ahora hay un millón más de empleados.
Estos cambios en poco tiempo, y las lagunas que persisten, deben animarnos a perseverar en corregir una deriva neoliberal que, con la ayuda de la tecnología digital, ha transformado la vida profesional de muchos ciudadanos, de contrato en contrato, en una experiencia surrealista. .
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Con algunos de los elementos que hemos repasado podemos tejer un indicador sintético de la evolución de la dependencia extrema de los trabajadores asalariados en España. En mi reciente ensayo “Trabajo y capital en el siglo XXI” (2022, página 31, ahora disponible gratuitamente aquí ), concluí que en 2019 nos acercábamos al 50% de situaciones de extrema dependencia del total de empleados. Casi la mitad, malas noticias.
Cuando actualizamos este indicador con datos de principios de 2023, la buena noticia es que este avance se ha reducido en diez puntos porcentuales (de 50,1 a 40,4, ver tabla). Casi 1,5 millones de personas menos. Esto no es nada dada la situación actual. Pero solo hay un avance destacable: la reducción de los contratos temporales en el sector privado. La reforma laboral de 2021 sin duda tiene algo que ver en ello.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de EPA-INE y Ministerio de Trabajo.
Pero solo la caída de los contratos temporales en el sector privado reduce significativamente el número de empleados sujetos a estas formas de dependencia extrema. Presuntamente, los empresarios del sector privado se vieron obligados a renunciar a un abuso que no les reportó mayores ganancias económicas, en un contexto de aguda devaluación salarial, y con costos muy bajos por despido improcedente que la reforma no tocó.
Además, esto no se aplica al sector público, que mantiene e incluso aumenta sus recursos en mano de obra temporal. El gobierno debería analizar lo que está pasando para que, en este aspecto, la lógica (neoliberal) de máxima subordinación y extrema dependencia ocupe menos espacio de gestión cuando la empresa es pública que cuando es privada.
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Que en un país donde cuatro de cada diez trabajadores se encuentran en una situación de extrema dependencia (y por tanto en alto riesgo de pobreza), la mitad de la población aún se considere perteneciente a la clase media es preocupante y sintomático. Ante tal paradoja, observo que algunos asumen que al hablar de “clases medias y populares”, están resolviendo el oxímoron, sin atacar el meollo del problema: contratos, horas de trabajo e ingresos dignos para todos los trabajadores.
Y es ante tal desbarajuste que los defensores de un capitalismo aún más salvaje y neoliberal se permitirán prometer que con ellos, sí con ellos, todos podremos encontrar un lugar en la soñada clase media que nuestros el esfuerzo individual merece y que el jefe nos reconocerá. Y me temo que millones de votantes altamente adictos crean esta narrativa.
(Artículo publicado el 14 de mayo de 2023 en la web de Sin Permiso ; traducción editorial A l’Encontre )
*Albino Prada: Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Santiago de Compostela, Catedrátic.
Tomado de: A l´Encontre- La Bréche
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Desempleo juvenil récord en China: más de 20 por ciento
La tasa oficial de desempleo juvenil en China alcanzó su máximo histórico en abril al situarse en el 20,4 por ciento, según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE) del país asiático.

Los datos del cuarto mes del año superan en 0,8 puntos porcentuales a los de marzo y también sobrepasan al anterior récord del 19,9 por ciento, marcado el pasado verano, apunta Bloomberg, que agrega que esto sucede incluso pese a que el número de trabajadores en China descendió en más de 41 millones durante los últimos 3 años como resultado del impacto económico de la pandemia y el envejecimiento de la población.
Las cifras contrastan con la tasa general de desempleo en zonas urbanas, la cual descendió en abril del 5,3 por ciento al 5,2 por ciento, por debajo del tope del 5,5 por ciento que se había marcado Pekín para este año.
Las tasas de paro entre las personas de entre 16 y 24 años quedan así muy por encima de las registradas entre los ciudadanos de entre 25 y 59 años, entre los que la cifra fue del 4,2 por ciento en abril.
La prensa oficial recordó hoy que se espera que este año se bata de nuevo el récord de graduados universitarios en China, con 11,58 millones de personas finalizando sus estudios universitarios, en torno a 820.000 más que el año pasado.
Expertos citados por el rotativo estatal Global Times achacan la subida del paro juvenil a esto y a otros factores como un «cambio de preferencias sobre empleo entre los jóvenes» y al hecho de que el segundo trimestre suele conllevar mayores tasas de desempleo entre los jóvenes debido a que coincide con la época de graduación de los estudiantes universitarios.
El portavoz de la ONE Fu Linghui avanzó medidas «concretas y específicas» para impulsar las tasas de empleo juvenil, y avanzó que las cifras mejorarán «paulatinamente» a medida que la economía siga recuperándose tras el impacto sufrido en los casi tres años de ‘cero covid’.
Las autoridades lanzaron ya una campaña para ayudar a los recién graduados a encontrar empleo y planean crear hasta un millón de puestos de prácticas en el sector público destinados a quienes no sean capaces de conseguir un primer trabajo tras finalizar sus estudios universitarios.
Nota (1r): Recomendamos ver el video. Ir al siguiente enlace de DW.
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China: jóvenes, formados y desempleados
rml (efe, bloomberg)
Fuente: DW
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