
José Alberto Vivas*
Me han preguntado, sobre todo desde el exterior, y por supuesto de acá, varios estudiantes y amantes de la Historia, si hubo o no, Resistencia a la intrusión europea, en América. Para contestar esa muy buena pregunta, expongo a la consideración del lector, mi trabajo:
«¿Resistencia Indígena o Guerra?»
En los territorios que hoy ocupa la República Bolivariana de Venezuela, no hubo resistencia indígena. Es algo ingenuo y poco se compadece con la realidad, nombrar resistencia a los hechos ocurridos luego de la llegada del invasor español. Lo que aquí aconteció, fue una GUERRA en toda la extensión de la palabra; Se sucedieron combates; escaramuzas; actos de valentía y cobardía; gestos de humanidad; se ocuparon territorios por años y luego fueron recapturados por uno y otro bando (Cumaná, Maracaibo, Nirgua). Surgieron héroes y heroínas; hubo vencedores y vencidos y hasta tribus y caciques invictos. Los bandos iban de la ofensiva a la defensiva, para luego volver a la ofensiva.
Lo que pasó, fue el resultado del encuentro entre unos pueblos que vivían desde tiempos inmemoriales en un territorio, y una raza que invadió con fiereza, para arrebatarle las riquezas de sus tierras, luego sus tierras y al final sus vidas, culturas y hasta sus Dioses
Esos pueblos pelearon con fuerza admirable, algunas veces fueron derrotados (Maracapana), otras ganaban (Las Adjuntas-Conopoima) o (Las Lagunas-Guaicamacuto). Hubo caciques invencibles como los Jira-Jiras: Parifano y Paracaje; Indias que nunca fueron vencidas, como Urimare, la princesa Yara y la legendaria Cuchichama; Hay combates personales, cuerpo a cuerpo como el que gana Maracay contra Rodríguez Suárez. Vemos también, ataques de comando exitosos, como el de Pariata que ataca por sorpresa a nado, al bergantín español El Pelayo, el cual incendió y hunde.
En esa guerra, suceden persecuciones implacables, como la de Yare contra el capitán Mendoza, asesino de Tamanaco. Lo persiguió hasta que consiguió acorralarlo en Aragûita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro de guerra, un mastín napolitano (el que mató a Tamanaco), y la cabeza de ambos las envió a los familiares de Tamanaco, en señal de venganza.
También treguas impresionantes, como la de Yoraco. Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos líderes resolver la contienda ellos mismos. La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.
La batalla donde pierde la vida el Capitán Diego García de Paredes en 1562, designado gobernador de la provincia de Popayán y cuando venía a tomar posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es atacado por el cacique Guarauguta y muere junto a sus lugartenientes Alonso Zapata y Francisco de Las Casas y casi todos sus soldados….. Paisana y su lucha contra los fundadores de Caracas. La exitosa guerra de guerrillas de Prepocunate.
La batalla de La Zapoara, ganada por Pariaguán y Paramaiboa (muerto en la batalla), hace que el derrotado español, el Capitán Monsalve se suicide al no soportarlo. Conopoima, cercado en el río Macanao con su esposa herida en combate, decide hundir la curiara y morir junto a su amada, antes de caer prisioneros.
No podían faltar las historias y tragedias de amor, como Guaratarí enamorado de la princesa Tibaire, hija de Queipa. Cómo también Murachí y su esposa, la princesa Tibisay.
Como colofón, vemos el gesto de humanidad sucedido con Paramaiboa. Su adversario fue el capitán español Gonzalo de Ocampo, quien actuando con extrema crueldad quiso dar un escarmiento definitivo a los caribes, para lo cual apresó y ahorcó a varios renombrados caciques; a otros los envió como esclavos a Santo Domingo. Sin embargo, Paramaiboa en el norte de oriente y Pariaguán en el sur, seguirían fíeles al juramento que le hicieran a Yavire (luchar unidos). Unen sus fuerzas y presentan batalla en Guanta (Anzoátegui), pero el militar español les propina una fuerte derrota. Paramiaiboa ataca de nuevo a Ocampo, obligándolo a retirarse hacia Nueva Andalucía (Cumaná). El cacique cobra venganza y somete a juicio militar a veinte soldados y cinco oficiales españoles, los condena a muerte y no los ejecuta gracias a la oportuna intervención de Fray Bartolomé de Las Casas, sacerdote defensor de los indios. El guerrero caribe escuchó los ruegos del padre de Las Casas, a pesar del odio que sentía por Ocampo.
Tenemos todos los ingredientes de una GUERRA TOTAL, que se escenificó desde los territorios hoy llamados California, Texas, Florida y Nuevo México, hasta la Patagonia. Que duró más de un siglo y en la cual se involucraron decenas de miles de combatientes, y murieron miles de ellos, entre soldados, guerreros y población en general no combatiente. Por lo que sostengo, que decirle resistencia a ese evento, de tal magnitud, no es pertinente. Se le resta mérito a los que combatieron con todas sus energías y pasión. Defendiendo unos su hogar y familias, y otros tratando de apropiarse por la fuerza de los territorios sus riquezas y sus gentes, que sostenían le pertenecían por «derecho divino«. Aquí lo que sucedió, fue: «La GUERRA Indio-española»…..una GUERRA TOTAL.
José Alberto Vivas: Nacido en Carúpano, Edo. Sucre. Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela. Venezuela. José Alberto Vivas N (@javivasn).
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