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Desde Argentina, Fernando Hugo Azcurra*- Empresarios: Causantes de la INFLACIÓN

21 de octubre de 2021 por tali Leave a Comment

Fernando Hugo Azcurra*

La inflación no es un fenómeno de la naturaleza cual si se tratara de un terremoto, un maremoto, los vientos, una tormenta o la lluvia. Cualquiera fuera la definición que se elabore y que es posible encontrarlas en la bibliografía económica, todas tienen en común la referencia del aumento de los precios, de modo generalizado y de persistencia en el tiempo. Ahora bien, los precios se generan en el proceso de producción de los bienes y servicios que se destinan a los distintos mercados de demanda final, por tanto este es el núcleo del problema: tales precios están determinados por las decisiones de inversión de la clase empresarial los que, contablemente, toman la forma general de costos: costos fijos + costos variables + costos salariales + costos financieros + gastos generales + tasa de ganancia = precio de producción, luego el precio de producción + impuestos = precios final de venta, aunque cada empresa, cada corporación, tiene una gran diversificación y clasificación de los mismos de acuerdo con la rama y las mercancías que producen es posible reducirlos a esa fórmula genérica.

Se advierte, pues, que tales precios finales se originan en la clase que tiene la posibilidad de fijarlos y de hacerlos variar de acuerdo con los fines que persigue: ganancias máximas y abultadas ventas siempre en todo momento y lugar. Es esta la verdadera causa del proceso inflacionaria: los costos deben siempre disminuir pero las ganancias deben siempre aumentar.  En consecuencia los elementos que integran aquellas decisiones y fines de las empresas son: Precios – Dinero – Inversión – Ganancias – Salarios – Impuestos, siendo sus actores principales los capitalistas, la población trabajadora y el Estado. La población trabajadora y el Estado no tienen capacidad para fijar los precios. Los trabajadores no están en condiciones de “fijarse” unilateralmente aumentos de sus salarios, por tanto el salario jamás es causal de inflación, aunque así lo reciten empresarios, dirigentes, políticos y, sobre todo, economistas ortodoxos cuya finalidad es denostar a los trabajadores al solicitar un “adecuación” al ritmo del aumento de los precios que decide la clase empresarial que nunca logra recuperar la pérdida que significa en términos de poder adquisitivo ya que siempre la tasa inflacionaria está queda por encima de la tasa de “adecuación” (no de aumento, porque no es incremento real salarial); hasta han creado una causa inflacionaria en la que responsabilizan a los ajustes de salarios de ser responsable del fenómeno (Teoría salarial inflacionaria).  Y el Estado no es una institución formadora de precios, a excepción de aquellas empresas productivas que pueda poseer como propiedad pública; fija sí una tasa impositiva que no varía todos los años, ni todos los meses ni, mucho menos todas las semanas, como sí lo hacen los precios fijados y administrados por los empresarios. 

Los discursos distorsionadores de la realidad provienen de los propios empresarios y de sus empleados políticos y economistas quienes han elaborado una serie de supuestas “explicaciones” que denominan “teorías” pero que ocultan y tergiversan el proceso auténtico que hemos descripto antes. La “teoría” de inflación de demanda se burla de la realidad económica en el mundo: afirma que siempre que las empresas no puedan aumentar su producción (¡), esta presión en la demanda se traslada inevitablemente a los precios, incrementándolos. Las estadísticas a las que se puede recurrir para cualquier país industrializado dan cuenta sistemáticamente que la producción de las empresas la realizan con “capacidad ociosa” o, dicho de otro modo, que no producen con pleno uso de las instalaciones; en cada empresa, cada corporación, cada rama es posible verificar tasas de “ociosidad” que van desde un 30 %, 40 %, 50 % y más aún, que es la realidad “hoy” no una mera “posibilidad” de coyuntura.  

Ninguna de las otras teorías “mejora” la explicación, la de “inflación de costos” es peor aún, suele ser presentada que responde a varios factores: a) Por el encarecimiento de los recursos naturales; b)  Por la espiral salarios-precios; c) Por el precio del dinero; etc. La pretendida explicación de cada uno de los puntos se basa en señalar que el aumento de precios se debe al… ¡aumento de precios”, en a) aumento de precios de los insumos; en b) aumento del “precio” salarial, y en c) aumento de la tasa de interés del capital de préstamo. Cada una de ellas más incongruente que la otra.     

Otro falso discurso que se agrega a los anteriores es el de la política impositiva y de la política monetaria del Estado que impacta en los precios “distorsionándolos” y “obligando” a las empresas a trasladarlos a los precios finales de venta. Los impuestos que el Estado establece al capital, todos son “trasladables” precisamente a tales precios finales, de manera que los impuestos que los empresarios pagan hoy los recuperan mañana sí o sí, cosa ésta que ninguna institución o clase tiene capacidad para “resarcirse” como ellos. El aspecto monetario es vinculado por empresarios, economistas y divulgadores bajo la vieja y falsa fórmula cuantitativa del dinero que el Estado ante el déficit fiscal en el que incurre “emite” irresponsablemente y este impacta en los precios. De nada parece servir que esta fracasada “teoría monetaria” de la inflación haya sido y sea desmentida por todas las verificaciones estadísticas disponibles, siempre se recurre a ella como una muletilla que “penetra” fácilmente y rápidamente, por su repetición, en las mentes más incautas y desprevenidas. Nunca aceptan ni menos difunden que el déficit del Estado es un fenómeno mundial que afecta a la mayoría de los países del mundo, ni tampoco aclaran que los déficits estatales son el resultado de la elusión y de la evasión que producen los empresarios y sus corporaciones, concretamente: el capital ¡no paga lo que tiene que pagar! Ahí están las “guaridas fiscales” para corroborarlo. Pero sí aceptan y ponderan tales “emisiones” cuando se trata de salvar de la quiebra a corporaciones empresariales y Bancos, lo que significa miles de millones de u$s lanzados a la circulación mundial cuyo destino final es acrecentar la delincuencia especulativa del capital.      

Y todavía hay que soportar que un miembro conspicuo de la clase empresarial argentina diga suelto de cuerpo y desvergonzadamente que “los empresarios no son causa de la inflación, que ellos la padecen”. ¡se proclaman víctimas cuando son victimarios! La posición de dominio monopólico en la producción y los mercados no sólo da a estos empresarios la capacidad de mover los precios hacia el alza, sino que son usados como un arma política para “domesticar” gobiernos y políticas que intenten “morigerar” la famosa “libertad de empresa” que no es otra cosa que “dictadura” del capital sobre la sociedad. Es lo que está ocurriendo ahora mismo en nuestro país que es amenazado y extorsionado por el stablishment si no se aceptan y respetan sus intereses corporativos empresariales.

Octubre 21 de 2021

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Filed Under: Internacional, Política e economía

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