
Insisto y resisto. org, publica esta declaración hecha llegar ayer 16 de agosto, por miembros del Secretariado Nacional de la Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS.
La Liga Unitaria Chavista Socialista LUCHAS, pasada una semana y observando los posteriores nombramientos a dedo, se pronuncia ante los resultados de las elecciones primarias del PSUV, realizadas el pasado 08 de agosto (8A).
Estas primarias y las posteriores designaciones de la dirección del PSUV, han mostrado que la confrontación entre la Revolución y la Restauración económica neoliberal en la golpeada Venezuela Bolivariana, sigue activa. Abarca incluso nuevos escenarios, entre otros, los que puedan desarrollarse tras los acuerdos que se buscan en la mesa de negociaciones en México, (en una próxima declaración nos referiremos estas reuniones).
Para intuir la trascendencia de este evento, citaremos las declaraciones del pasado 14 de agosto del presidente Nicolás Maduro, principal dirigente del PSUV: “Las Elecciones Primarias Abiertas del PSUV permitieron renovación del 90% de candidatos para Alcaldías y 60% para Gobernaciones”.
La primera lectura de las elecciones del 8A es que han debido reconocer que los candidatos oficiales de la jefatura chavista en todos los estados han perdido bastante respaldo de sus bases. Y la segunda lectura, es que se observa un profundo rechazo a los militares en cargos públicos y administrativos. Sin duda, es una muy significativa demostración de las aspiraciones de cambios en el liderazgo que se siente en las bases chavistas en todo el territorio.
Democracia y control burocrático
Con buen tino, la dirección psuvista apeló a la «participación democrática» para oxigenar electoralmente al partido ante el desgaste de los últimos años; evidenciado, sobre todo, en la bien disminuida participación en las pasadas elecciones para la Asamblea Nacional. Como también, para motivarlos y comprometer a dirigentes de base y populares con la nueva Venezuela que han venido configurando.
Sin embargo, a la «democracia» no se le permitió desplegar plenamente sus alas, pues la dirección estableció mecanismos que le preservaron la última palabra en la designación de candidatos, pasando por encima de los resultados electorales, para tratar de mantener su control burocrático.
Además se hicieron públicas abundantes denuncias –muchas con evidencias- de ventajismos, abusos de poder, utilización masiva de bienes del Estado, propaganda sesgada en medios oficiales, presiones patronales y amenazas de despidos a los empleados de gobernaciones y alcaldías, retardo programado en el proceso electoral e incluso control de participante en el proceso. Todas estas prácticas, que nada tienen que ver con la democracia participativa y protagónica, fue utilizado para presionar a votar por un determinado candidato, valiéndose del uso del clientelismo barato y ramplón, con cajas CLAP, y hasta saliendo a relucir para la ocasión dólares en efectivo. Lo que pudo ser un acto democrático ejemplar, terminó siendo una mala copia de la vieja Adecocracia.
Aun así, fueron muchos los “dueños“ de gobernaciones y alcaldías, jefes locales y regionales del PSUV, que perdieron sus espacios por decisión de las bases. Eso es lo merecidamente a considerar cualitativo de estas primarias.
Los procesos electorales y la Lucha de Clases
Los procesos electorales no son un acto frío de selección de personas a cargos; también reflejan, de alguna manera, las relaciones de fuerza entre las clases sociales. Venezuela es
un ejemplo contundente de ello. La insurrección popular del 27F de 1989 cambió todo: hizo entrar en crisis todas las instituciones del viejo régimen y con ello, el escenario electoral carnavalesco y manipulado que la burguesía venezolana controló por más de tres décadas.
En diciembre de 1989, las primeras elecciones para gobernadores y alcaldes, fueron marcadas por una abstención abrumadora y lo más relevante fue el triunfo de Aristóbulo Istúriz a la Alcaldía de Caracas; las elecciones presidenciales de 1993, en un “truco de barajas” el candidato -entonces obrero- Andrés Velásquez, resultó virtual ganador, aunque después se proclama a Rafael Caldera entre «gallos y medianoche» en un “consenso” en donde dejaron silenciado al alcahuete y bocón de Velásquez, y quedó mutis la Causa R.
Todos ellos han sido relevantes acontecimientos políticos de la lucha de clases. Y, desde entonces, una y otra vez las masas populares han defendido y aupado la esperanza de justicia social y la ampliación de conquistas sociales, muchas de ellas quedaron encarnadas en la administración de Chávez, y posteriormente, con cada vez más dudas y decepciones, en Maduro.
Las Primarias del PSUV y la Revolución Bolivariana

Las recientes Elecciones Primarias Abiertas del PSUV, independientemente que hayan sido solo internas al partido de gobierno, retoman en si, esa tradición de confrontación entre la Revolución y los propósitos u objetivos de la burguesía. En esta oportunidad, también de una burocracia cívico militar. Por ahora se desprende, por una parte, que se mantiene el deslinde de las bases obreras y populares, que -aun con signos de desgaste, decepción y desmoralización- se niegan a plegarse a ninguna de las opciones claramente burguesas y siguen apostando a las banderas progresivas de la Revolución Bolivariana.
La lectura es que hubo una importante participación electoral que no quiere tener nada que ver con el mercado de negociaciones de toda la oposición derechista, que rivaliza en sumisión al imperialismo, para permitirle que sigan en el robo de los bienes de la Nación a cambio de una tajada que despilfarran rapazmente, mientras siguen conspirando. Pero esta vez hay otro deslinde aún más significativo: Las bases chavistas rechazan la descomposición política y moral de sus dirigentes.
¿Por qué el rechazo de las bases populares chavistas a los altos cuadros que hoy dirigen Gobernaciones y Alcaldías?
La descomposición política y moral de amplios sectores de la dirección del PSUV no es algo que se pueda esconder. Es más, muchas veces se ostenta sin disimulo alguno. Mientras los trabajadores, campesinos, mujeres, ancianos, juventud, pescadores y pobladores de nuestros campos y ciudades resistimos la arremetida del bloqueo imperialista y la hiperinflación impuesta por la burguesía en contubernio con una incapacidad gubernamental.
Desde ese panorama contemplamos cómo muchos altos funcionarios se enriquecen groseramente con los dineros del Estado. Se hacen cómplices serviles de la industria y el comercio
especulador, y cada vez son más arrogantes y déspotas en el trato con las comunidades que acuden en busca de soluciones a sus infinitos problemas.
Los burócratas se alejan cada vez más de las necesidades del pueblo chavista, eludiendo sus propuestas, reclamos y quejas. Están emborrachados con la idea de transformarse ellos mismos en burgueses explotadores, bajo la consigna de la “burguesía revolucionaria”.
Batallas entre las bases comunales y la burocracia
El caso más destacado de esta confrontación se manifestó en el Municipio Simón Planas del Estado Lara. Con abrumadora mayoría salió electo Ángel Prado, líder de la Comuna El Maizal, una de las más fortalecidas, organizadas y reconocidas en todo el país. El triunfo de Prado refleja una lucha de varios años en los que ésta y otras comunas de la zona y de varias partes del país se han enfrentado a los poderes burgueses y burocráticos locales, regionales y nacionales que tratan de frenar su desarrollo y empoderamiento por todas las vías. Quieren liquidar uno de los ejemplos más claros de la potencia revolucionaria que tiene la organización comunal.
Tristemente, el aparato del PSUV en la zona, en el Estado Lara y con apoyo de la burocracia psuvista nacional, ha arremetido en esta batalla contra el poder comunal, incluyendo manipulaciones legales, intento de desalojo de sus tierras, agresiones violentas de la Guardia Nacional, destrucción de producción agrícola de la Comuna, arrestos y enjuiciamiento a los luchadores comuneros.
El propio Prado, en 2017 ganó las elecciones a esa Alcaldía, en tarjetas de otros partidos de izquierda, pues la burocracia del PSUV le negó la de su partido. El Consejo Nacional Electoral, en complicidad con la directiva de la Asamblea Nacional Constituyente le anuló ilegítimamente el triunfo y proclamó a Jean Ortiz, hoy Alcalde, derrotado en estas primarias. Esta es una confrontación entre los trabajadores del campo que impulsan y desarrollan el poder comunal, contra la burocracia de Estado, cada vez más reaccionaria y comprometida con la
burguesía.
Otro caso relevante es el Municipio Costa de Oro, en Aragua. Es la misma región donde la comunidad organizada, aliada a la Milicia Bolivariana local, arriesgó su vida detectando, asediando, desarmando y capturando a decenas de mercenarios invasores en mayo de 2020. Ese espíritu de rebelión se opuso en estas Primarias a demagogias, negligencias, autoritarismos, negociaciones y presiones de las autoridades de la Alcaldía, apoyadas por el aparato del PSUV. Un candidato proveniente de las bases –Wilmer Leal- se impuso en los resultados.
En Simón Planas y en Costa de Oro, claramente, y en muchos otros sectores del país -de acuerdo a los resultados- se confrontan la fuerza revolucionaria del pueblo contra la burocracia reaccionaria y pro burguesa; que abandonó en los hechos cualquier anterior vinculación genuina con la Revolución Bolivariana que los llevó al poder. Es un proceso que se viene construyendo en las bases obreras campesinas y populares. Es, por citar un ejemplo, la misma lucha que adelantan los campesinos y las comunas de cañicultores de Sucre contra la explotación y la corrupción que rige el Central Azucarero de Cumanacoa.
Los resultados de estas primarias reflejan las expectativas de las clases trabajadoras, que enfrentan al imperialismo y su bloqueo, a la burguesía y su hiperinflación, pero que se resisten a seguir enriqueciendo a la burguesía con nuestros salarios de hambre y se niegan cada vez más a tolerar burócratas corruptos y agentes de la burguesía, escudados en un falso discurso de una “lealtad” que no practican.
La verdadera y necesaria lealtad revolucionaria

Las bases siguen apostando al programa y al discurso de Chávez para defender y mejorar sus condiciones de vida y su identidad nacional, enfrentadas a una dirección que mayoritariamente se entregó a la burguesía, por corrupción o por convicción. La verdadera lealtad revolucionaria no se medirá por la retórica que pretende apropiarse del legado de Chávez, ni menos aún, por guardar silencio ante corruptelas y complicidades con la burguesía.
Las perspectivas de las bases chavistas que quedaron inconformes e insatisfechas con el antes, durante y el después del 8A, es que la lealtad se medirá cada vez más por la consecuente lucha por los derechos de trabajadores, campesinos, de la mujer, de la juventud, de los ancianos, pescadores y comuneros; por quienes reclamen que se ejecute el Golpe de Timón que Chávez le exigió a Maduro en el 2012; por los que tengan el respeto a las más amplias libertades democráticas para los trabajadores y luchadores sociales; por el impulso a la organización obrera y popular y a la contraloría social; por los que asuman de verdad, y no de la boca para afuera, la defensa de la soberanía nacional frente al imperialismo y por la unidad latinoamericana.
Hay una necesidad crucial de la Revolución venezolana, y es la de reagrupar las fuerzas obreras populares y comuneras que resistamos la arremetida imperialista y burguesa para
retomar el camino revolucionario. Una necesidad imperativa es nuclear a los activistas y cuadros honestos y comprometidos, desde la organización popular, que muchas veces están arrinconados por los intolerantes y hasta contrarevolucionarios en las instituciones del Estado burgués. Estamos luchando y reivindicando el verdadero legado revolucionario de estos años.
Este deslinde debe servirnos para este objetivo: para unificar a los luchadores revolucionarios, para afrontar los difíciles retos que la Revolución Bolivariana enfrenta hoy desde afuera y desde
adentro.

Secretariado Nacional de LUCHAS
Venezuela, 15 de agosto, 2021.

De acuerdo con la absoluta mayoría de lo aquí planteado. Es el camino que debemos retomar, cómo pueblo trabajador.
De acuerdo con la absoluta mayoría de lo aquí planteado. Es lo que debemos asumir, en primera instancia para recuperar progresivamente, el carácter revolucionario de nuestra Revolución Bolivariana. Palante pueblo Venezolano, latinoamericano y Caribeño. Palante todos los pueblos del planeta tierra.