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Insisto y Resisto

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Desde Argentina- Eduardo Lucita*:China en clave estratégica

23 de julio de 2021 por tali Leave a Comment

Fuentes: La izquierda diario [Ilustración: Marito Ce]

Eduardo Lucita*


Los festejos por los 100 años de la creación del PCCh coincidieron con su afianzamiento como potencia mundial y su delimitación estratégica rumbo al otro centenario, el de la fundación de la República Popular en 1949.


La celebración cien aniversario del Partido Comunista Chino fue la oportunidad para que el presidente Xi Jinping declarara, en un fuerte tono nacionalista, que China no se subordinaría ya a ninguna potencia extranjera y que, siguiendo los objetivos planteados en el XVIII Congreso del partido (2012) se había alcanzado “una sociedad moderadamente próspera” dando una solución “histórica al problema de la extrema pobreza”. Ahora se avanzará hacia “un gran país socialista y moderno a todos los niveles”, tal el objetivo del segundo centenario.


Cambios vertiginosos


Las rápidas transformaciones que se viene produciendo en la China de estos días tienen como punto de inicio los años finales de la década de los ’70 y los primeros de los ‘80 del siglo pasado. Con Mao Zedong ya muerto y el permanente ascenso de la figura de Den Xiaoping bajo la concepción de que “la práctica es el único criterio de verdad”. Se impulsó así la “modernización socialista” entendida como un rápido crecimiento económico, que combinó socialismo, mercado y apertura económica bajo un estricto control estatal.

Cuatro décadas después la República Popular es una potencia industrial, el primer exportador de productos manufacturados y el mayor importador de conmodities, es también el principal acreedor de EEUU. Su PBI, medido por paridad del poder adquisitivo, sería ya el mayor del mundo. Muestra también la tasa de reducción de la pobreza más importante de la historia humana, al mismo tiempo consolidó un sector medio de más de 400 millones de personas de alto poder adquisitivo. Se redujo la pobreza pero crecieron las desigualdades sociales. Por lo demás es el primer país en emisiones contaminantes mientras que el Estado regula los derechos democráticos.


Rupturas y continuidades


La etapa que definió y orientó Deng (1981/2012), la del “socialismo con características chinas”, dejó atrás las concepciones maoístas que presidieron todo el período anterior, incluidos el Gran Salto Adelante (1958-1961) y la Revolución Cultural (1966-1969), buscando instalar a la República Popular en el concierto de naciones. Apertura secuencial al mercado mundial, integración a la globalización y a las cadenas de producción e implantando una economía de mercado (capitalista) dirigida por el Estado.


Como en todo proceso histórico hubo rupturas y continuidades. Las primeras se verifican en la incorporación creciente de elementos y conceptos capitalistas a la economía y al mercado, mientras que las segundas se manifiestan en la vigencia de un Estado que, creado y fortalecido en los tiempos de Mao, garantizó las vertiginosas transformaciones en la sociedad china, mientras recuperaba presencia y legitimidad el PCCh.

Adaptándose a la nueva era


Con la asunción de Xi Jinping, en 2012 como Presidente del Consejo Militar Central y Secretario General del PCCh y en 2013 como Presidente de la República Popular China, se abre una etapa de “profundización del socialismo con características chinas adaptado a la nueva era”. Significaba en lo interno más consumo, mayor desarrollo de tecnologías propias y afirmación del PCCh sobre el Estado y el ejército. En lo internacional mayor despliegue de las relaciones, comerciales y financieras. Un expansionismo que no implica exportar su modelo económico político.

Bajo su conducción China se asume como la líder de la globalización y de la libertad de comercio, pero no es el intercambio de mercancías y servicios o el déficit comercial estadounidense el centro de sus encontronazos con los EEUU, por el contrario en este plano hay una dinámica de disputa/colaboración entre las dos potencias. Sino que el centro de la disputa es la competencia tecnológica por el control de la llamada 4ta. Revolución Industrial (Inteligencia Artificial, Internet y Robotización). En clave actual: lucha por el poder mundial

En el marco de la globalización lo que persigue la República Popular es liderar y hegemonizar la conectividad internacional a través de una red de inversiones en infraestructuras físicas y digitales. Hasta la asunción de Xi Jinping las relaciones económicas de China con Asia, África y América Latina eran país a país, pero desde entonces esta concepción fue mutando hacia un enfoque más multilateral aunque no excluyente, por medio de asociaciones, compromisos e iniciativas sobre libre comercio, mecanismos de cooperación y de seguridad tanto regionales como por países, coronados en los últimos años con los acuerdos con la unión Europea (UE) y con un numeroso grupo de países asiáticos (RCEP). China demuestra así que es capaz de combinar bilateralismo con multilateralismo.


Su principal iniciativa estratégica es el megaproyecto anunciado en 2013, “Una Franja Una Ruta” (Beld and Road Iniciativa, BRI) conocida como la Nueva Ruta de la Seda. Un plan global que busca incentivar su expansión comercial y su influencia participando en construcciones viales, energéticas, digitales, haciéndose cargo además de la gestión de puertos estratégicos. La NRS es el eje por el cual China, que ha comprometido algo más de tres billones de dólares, articula su proyecto de conectividad con el que pretende enlazar distintas áreas del Sur global (eurasiática, africana y latinoamericana).

El proyecto es de tal envergadura y competitividad que en su reciente gira europea el presidente de los EEUU debatió con el Grupo de los 7 cómo “Reconstruir Mejor el Mundo” (Build Back Better for teh World, B3W) una vez controlada la pandemia, para lo que propuso un proyecto de grandes inversiones alternativo a la NRS, para lo que dispondría 250.000 millones de dólares. En tanto que con la UE trató de reconstruir los lazos políticos con sus aliados occidentales, destruidos por el maltrato de Donald Trump a los principales líderes europeos. Es más que evidente que en todas las negociaciones estuvo presente China, que es ya el eje alrededor del cual se define y redefine la política exterior norteamericana de este tiempo. Joe Biden busca así enfrentar la competencia con China sumando inversiones y mayor poder político, incluso se reunió con el presidente Vladimir Putin tratando de interferir la potencial alianza chino/rusa.

Es la disputa estratégica la que va definiendo los movimientos geopolíticos de las potencias.

*Eduardo Lucita: Integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda-.

Filed Under: Campesinos y trabajadores, Internacional, Opiniones y debates

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