Raúl Camargo*

El PP de Isabel Díaz Ayuso, una de las dirigentes más a la derecha del partido, ha ganado por mucho las elecciones en la Comunidad de Madrid. Obtiene 65 diputados, de 30 que tenía, y podrá gobernar la región en solitario con apoyos puntuales de Vox. Ayer fue un mal día para toda la gente de izquierdas, que hemos sufrido la corrupción y el trumpismo de esta derecha radical. Su infame gestión de la pandemia le ha beneficiado, porque ha asociado la política de puertas abiertas de la hostelería y otras actividades al concepto de libertad. Eso le ha permitido reagrupar a buena parte del electorado de derechas pero también movilizar a tradicionales abstencionistas poco politizados. No se explica de otra forma que Ayuso haya ganado en prácticamente todos los municipios de la Comunidad de Madrid con importantes subidas en los bastiones tradicionales de la izquierda que no han sido fruto únicamente de las transferencias de voto desde los otros partidos de la derecha o del PSOE.
Habrá tiempo para analizar las causas profundas de esta abultada victoria de Ayuso y cómo el bloque de la derecha se refuerza porque Vox gana votos también respecto a 2019 (pasa de 12 a 13 escaños). Con el 76% de participación (la más alta de la historia en las elecciones en esta región) es obvio que las bases de apoyo de la derecha son robustas y cimentadas con mimo en los 26 años que llevan al frente del gobierno. Confrontarlas solo desde el Parlamento o durante las campañas electorales no es suficiente. Es necesario combatirlas con organización social alternativa y con propuestas políticas que vayan a la raíz de la reproducción de su poder. Esto es, luchar por la extensión de la red pública en la educación y la sanidad y por el desmontaje de la concertada y de la sanidad privada, o por un modelo de residencias de mayores 100% público. También por política urbanística radicalmente diferente a la actual, que produce ciudades aisladas y anómicas y en la que la diferencia entre la derecha y la izquierda es inapreciable. Parecen consignas utópicas hoy en día. Pero si no las abordamos de forma seria desde la izquierda nunca conseguiremos cambios duraderos en esta comunidad.
El PSOE se hunde estrepitosamente, recogiendo los frutos de una campaña pésima, llena de bandazos, de un candidato agotado que no quería estar ahí y de un Gobierno central cuyas medidas sociales han sido menos que insuficientes. A pesar de la propaganda, el escudo social no es percibido por las clases trabajadoras como una protección digna frente a la crisis provocada por la pandemia. El fracaso de Sánchez y su todopoderoso asesor Redondo es evidente y creo que pueden provocar cambios ( a peor) a escala estatal, en forma de mayor moderación aún en política económica y arrinconamiento cada vez mayor de Unidas Podemos.
Más Madrid obtiene un muy buen resultado, superando al PSOE, fruto de un buen trabajo de oposición, una buena campaña y una candidata médica que conectaba con el agradecimiento general al personal sanitario por su labor durante esta pandemia.También se ha beneficiado de no estar en el gobierno central, con el desgaste que eso ha conllevado para los dos socios de coalición en forma de expectativas no cumplidas ( recordemos que no se ha derogado la reforma laboral del PP, la Ley Mordaza, no se ha hecho ninguna reforma fiscal ni se ha regulado el precio de los alquileres).
Unidas Podemos sube un poco respecto a 2019 pero no consigue el objetivo de frenar a la derecha con la presencia de Pablo Iglesias al frente de su lista. Tras estos resultados, Iglesias ha dimitido de todos sus cargos. Veremos si entre los que se quedan en UP hay algún tipo de reorientación o aún se profundiza más el apoyo a los pactos generalizados con el PSOE. La sucesora designada por Iglesias, Yolanda Díaz, basa su prestigio actual en una política de concertación social con empresarios y sindicatos desde el Ministerio de Trabajo. Esta política puede entrar en crisis pronto pues se anuncian miles de despidos en empresas de todo tipo y no parece que el PSOE vaya a girar hacia una política laboral más favorable los intereses de los y las trabajadoras. Lo que es una evidencia es que la presencia de UP en el gobierno estatal no le suma nada y en cada elección ceden terreno o mantienen a duras penas lo que tenían y, a pesar de su campaña activista y de una candidatura con un buen puñado de de referentes de los movimientos sociales, queda muy por debajo de Más Madrid, que incluso consigue el viejo objetivo de Pablo Iglesias de sorpassar al PSOE.
Ciudadanos desaparece de la Asamblea de Madrid y, muy pronto, también de todas partes. Un partido acabado cuyo único interés ya es saber cuánto van a tardar los que están en gobiernos con el PP en pasarse a ese partido. El centro político en el Estado español es un espacio vacío.
Pero la decepción con estos resultados no nos debe impedir a las gentes de izquierda seguir luchando contra el neoliberalismo castizo que dirigirá los destinos de Madrid.
Al anticapitalismo nos toca construir un frente social amplio contra esta derecha reforzada y buscar vías para que la oposición no sea sólo parlamentaria
Vienen tiempos duros pero desde el anticapitalismo nos toca construir un frente social amplio contra esta derecha reforzada y buscar vías para que la oposición no sea sólo parlamentaria, para que la alternativa a las derechas sea una fuerza con un horizonte de transformación social profunda y para recuperar los espacios de socialización tan golpeados por la pandemia. A esa tarea nos ponemos de inmediato. Más temprano que tarde, volveremos a mover ficha.
*Raúl Camargo: fue diputado en la Asamblea de Madrid. Es militante de Anticapitalistas.
Fuente: Viento Sur
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