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Entrevistador Modesto Emilio Guerrero**
La siguiente entrevista al científico argentino radicado en Brasil, Dr. Diego Muraca*, es realizada por el camarada M.E. Guerrero especialmente para nuestro portal insisto resisto.org (IR). Muraca es un doctor en física especializado en nanotecnología. Es profesor de la Universidad de Campinas en Brasil. Muraca, acá profundiza en las causas económicas y sociales de la pandemia, además de develar datos fundamentales para comprender la conducta necrofílica de Bolsonaro y su relación material con los grandes negocios privados de las multi farmacéuticas. Creemos que este contenido debe ser revisado con atención por las y los lectores de IR.

IR: ¿Por qué Bolsonaro se atreve a decir las cosas que dice sobre la pandemia sin afectar sensiblemente a su gobierno?
D.M. El discurso de Bolsonaro en relación a la pandemia es coherente con el discurso de Bolsonaro en general. Con esto quiero decir que no es un discurso adoptado únicamente para la pandemia, sino que es una parte de la ideología bolsonarista y un modo de operación política/mediática que viene dando resultado en la construcción de un ejército de zumbies, o ganado como suelen decir aquí.
Me refiero a que existen otras áreas de su discurso tan agravantes como las referidas a la pandemia. Vemos un ejemplo, Bolsonaro le dijo al presidente de la organización brasilera de abogados (OAB), que si quería le informaba de qué manera desapareció su padre en la última dictadura ( https://oglobo.globo.com/brasil/bolsonaro-se-presidente-da-oab-quiser-saber-como-que-pai-dele-desapareceu-eu-conto-para-ele-23839835 ). Otro ejemplo fue en el marco de la reunión de las naciones unidas en 2019. Bolsonaro vanaglorió a Pinochet (y su dictadura sangrienta en Chile) como respuesta a las acusaciones de Michelle Bachelet (ex presidenta chilena) en relación al tratamiento actual a los derechos humanos en Brasil (https://g1.globo.com/jornal-nacional/noticia/2019/09/04/declaracoes-de-bolsonaro-em-resposta-a-michelle-bachelet-geram-criticas.ghtml).
Incluso, antes a ser presidente, cuando era diputado, Bolsonaro se presentó con un discurso vulgar de pocos argumentos, como también agresivo e inadmisible para algunos sectores de la sociedad. Por ejemplo, siendo diputado y en un debate mediático con Dilma Russeff reivindico al Coronel Ustra (https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,bolsonaro-critica-venezuela-e-volta-elogiar-ustra,70003034430), reconocido torturador de la última dictadura brasilera. En esos años llego a decirle a una periodista que no merecía ser violada (http://g1.globo.com/jornal-nacional/noticia/2016/06/deputado-jair-bolsonaro-vira-reu-por-incitacao-ao-estupro-e-injuria.html).
Entonces Bolsonaro representa un ideario homofóbico, racista y machista, pero sobre todo vulgar, que termina por ser capitalizado por una corriente de ultra derecha brasilera. Bolsonaro es el presidente del marginal ideológico, un sector poblacional que nunca tuvo un representante de esa magnitud.
Esta corriente social e ideológica tiene orígenes principalmente militar. Se viene gestando desde la década de los 80 (post-redemocratización de Brasil) y termina por definirse como el bolsonarismo. Ellos se apropian de Bolsonaro como su mejor exponente, la personalidad política que mejor los representa. A su vez esta corriente trasciende a Bolsonaro. Hunde sus orígenes en el analfabetismo ideológico de una parte de la sociedad. Un libro publicado recientemente “Guerra cultural e retórica do ódio” de João Cezar de Castro Rocha explica en forma detallada esta construcción ideológica promovida por Ovalo de Carvalho (el guru bolsonarista).
En este sentido tienen una construcción discursiva basada en la ignorancia ideológica de la clase media, que tiene educación formal completa y capacidad materiales satisfecha para acceder a tecnologías de consumo masivo. Este movimiento no es intrínseco de Brasil, aunque en Brasil consiguió alcanzar su mejor expresión. Es un movimiento internacional que busca, a partir de determinados instrumentos discursivos, inviabilizar a sus oponentes ideológicos y políticos.
Estos componentes discursivos se basan en herramientas del lenguaje cotidiano y popular, con el objetivo de descalificar al oponente, no por medio de un discurso con argumentos, sino acudiendo a expresiones de origen popular, que en general son peyorativas, simples, no necesitan tener un hilo conductor. Digamos que se trata de una suerte de bulling político o de memes como son más usualmente conocidos.

Considero que unos de los ejemplos más explícitos de esto fue cuando Bolsonaro en una disputa política (en relación a políticas sobre el Amazonas) con el presidente francés Emmanuel Macron, hizo alusión a la edad de la primera dama de Francia en comparación con la suya (https://brasil.elpais.com/brasil/2019/08/26/internacional/1566819824_184009.html).
Con estas técnicas discursivas acuden a materiales audiovisuales, utilizando diversas plataformas (Facebook, Whatsapp, Youtube, Instagram, etc.). Con ellos logran consolidar una maquinaria masiva de desinformación.
Con estas técnicas consiguen generar constante información contradictoria y de gran volumen que afectan capacidades cognitivas y/o percepción de la realidad del ciudadano medio, es decir, trabajan sobre la subjetividad de las personas.
Ejemplos semejantes de estas metodologías se pueden encontrar en la campaña por el Brexit y en la campaña en la que Donald Trump se consagró como presidente. Pero su expresión mundial más conocida en términos genéricos es el terraplanismo.
Me gustaría, en este punto hacer un llamado de atención. Como sociedad debemos tener cuidado al simplificar este movimiento de ultra derecha como simple terraplanismo. Decir que son terraplanistas es subestimar el alcance de su ideología y sus capacidades políticas globales.
Al igual que hace con sus comentarios sobre la pandemia, Bolsonaro genera un discurso, que, por su carácter absurdo, es imposible de ser contestado racionalmente con argumentos. Este discurso irrisorio y masivamente difundido por el bolsonarimo entra en confrontación con lo que reportan los organismos internaciones de salud, universidades, y centros de investigación.
Debemos tener en cuenta que estos centros de referencia local o mundial de salud no han conseguido sintonizar el lenguaje popular en Brasil. También debemos recordar que las sociedades modernas acceden a una cantidad gigante de información que no desarrolla el conocimiento. Más bien lo contrario. Parece una época donde un discurso argumental no es entendido por la mayoría de población. Esto permite una manipulación masiva mediante las redes sociales.
Entonces Bolsonaro, al ser un presidente electo, lo que por definición lo sitúa como un líder político aunque no sea un legítimo líder político, termina por generar una gran confusión en el pensamiento de las personas comunes. Eso lleva a la inmovilidad de grandes sectores de la sociedad.

IR: Cómo hacen las «iglesias» para sostener su discurso negacionista sobre la pandemia y al mismo tiempo responder a una base social de gente pobre que son víctimas de esa pandemia.
D.M. La iglesia es uno de los pilares del gobierno, pero no el principal. El gobierno se sustenta, en el Congreso, con al menos tres pilares conocidos como BBB de Bala (o sea, las milicias, o sectores pro armamento), Boi (referido al agro-negocio) y Biblia. Sumado a esto la gobernabilidad está garantizada por el “partido militar” del ejército, siendo este el principal sustento del ejecutivo.
Actualmente 11 de los 27 ministros tienen algún rango militar, que junto el presidente y el vicepresidente, terminan por ser casi la mitad del ejecutivo. Más de 11000 militares ocupan cargos políticos en el gobierno en diferentes escalafones. Ha intervenido varios organismos estatales estratégicos y ha colocado a militares en sus direcciones.
Por otro lado, es verdad que la iglesia le da sustento en la base popular. Pero no todas las iglesias. La iglesia que más apoya el bolsonarismo es la iglesia universal (evangelista). A su vez esta iglesia posee uno de los canales televisivos más vistos por la población trabajadora. Debemos considerar que la sociedad brasileña es extremamente religiosa, incluso teniendo un estado laico. La iglesia universal ha ido ganando terreno en las periferias de Brasil. Esto se debe al vacío dejado por la izquierda en las últimas dos décadas. Pero no solo ha sido base del gobierno de Bolsonaro, también fue de los pilares en el golpe realizado contra Dilma en el 2016.
Los miles de pastores distribuidos en las periferias de todo el país, ya sea en grandes iglesias o iglesias de garaje, funcionaron legitimando el discurso de odio establecido en los medios de comunicación golpistas. Básicamente, los pastores durante sus oraciones o discursos, usan algunas de las palabras utilizadas por los medios de comunicación. De esta manera sintonizaban con el golpe que se gestaba en los medios con la fe de todas las tardes.
Ahora bien, intentado responde como la iglesia contorna la contradicción de la pandemia y las políticas del gobierno. Tal vez me gustaría preguntar lo opuesto: ¿por qué un evangelista asociaría la catástrofe sanitaria con políticas del gobierno?, ¿Por qué una persona que cree que el suceso económico o progresión social depende de la iglesia, creería que el gobierno tiene algo de responsabilidad en los miles de muertos brasileros? No existe para el evangelista que sigue a Bolsonaro un razonamiento lógico que permita vincular la desgracia que atraviesa el pueblo brasileño a las políticas del gobierno, simplemente porque no existe razonamiento posible para el seguidor de Bolsonaro.
Como mencioné anteriormente la iglesia universal ha ocupado el vacío que dejo la izquierda. Sin embargo, creo que una de las principales razones fue debido a fallas del sistema educativo en todos sus niveles. En parte por políticas nacionales, intencionales, y en parte por falta de un claro norte entre los académicos e intelectuales del país.

IR: Hay un impacto de la muerte masiva en los noticieros y los diarios?
D.M. Los medios de comunicación no bolsonaristas informan diariamente la cantidad de nuevos infectados y muertos. Sin embargo, el impacto no lo han generado los medios de comunicación. Debemos comprender que una persona puede saber que fumar hace mal pero no tiene la conciencia de ese hecho, termina siendo una especie de información inocua sin conocimiento o conciencia real. Entonces lo lógico es que esta persona siga fumando y solo dejara de fumar cuando esa información se torne consiente (conocimiento).
Lo más probable es que le impacte cuando tenga un tumor o literalmente fallezca por eso. Se podría utilizar el ejemplo anterior como paralelismo con la pandemia en Brasil. La población en general sabe que se está muriendo gente de COVID en todos los rincones del planeta. Saben que es una situación grave y que Brasil está entre los peores países en la lucha contra el COVID. Sin embargo, muchos solo están tomando conciencia ahora que se le muere un vecino un pariente.

aconsecuencia de los miles muertos por Covid 19- dw.com
Hoy en día ya hay 1800 muertos por cada millón de habitantes (casi dos por cada mil) y casi un infectado cada cien habitantes. Difícilmente alguien no conozca otra persona que estuvo enferma o incluso murió. Esto hace que las personas comiencen a tomar más conciencia. Pero como siempre desde que empezó la pandemia, Bolsonaro juega para el COVID y la muerte, sino como se explica que por años mueran más de 50.000 personas en las periferias de Brasil en conflictos violentos.
IR: En su opinion cuáles son las causas ecológicas, económicas y fitosanitarias de esta pandemia?
D.M. En realidad, difícilmente se pueda simplificar en una única respuesta. Desde el punto de vista ecológico es un sistema complejo. Esto significa que existen una gran cantidad de variables y es difícil predecir algunos eventos de manera determinista. Eso ya nos debe dejar en alerta constante de las cosas que pueden pasar y nuestra poca capacidad de prevenirlas. Pero hay algunas cosas que son claras y el mundo debe tomar conciencia de ellas. Voy a enumerar resumidamente alguna de ellas.
Primero, hace más de 12.000 años el ser humano o sea, el homo-sapiens “hackeo” la naturaleza, tal vez por primera vez. Fue cuando a partir de la evolución cognitiva conseguimos salir de nuestras vidas como cazadores recolectores a desarrollar las granjas como también conseguimos controlar el cultivo de grandes extensiones de tierra.
Obviamente esto no solo mudó las relaciones sociales, sino que también las relaciones biológicas. También nos permitió el consumo de grandes volúmenes de alimentos como especie. No hace falta ser matemático para saber que la probabilidad de que un virus mute y evoluciones está relacionado con la cantidad de contagios por lapsos de tiempo. Es decir, si un virus contagia más rápidamente, tendrá más probabilidad de mutar que ese mismo virus si se contagia menos veces. Entonces desde el momento que creamos nuestras mega granjas de aves, cerdos, vacas, etc estamos aumentado radicalmente la probabilidad de que surjan nuevos virus que pueden ser trasmitidos a la raza humana.
Entonces, los consumos masivos de determinados alimentos junto con las grandes granjas mundiales aumentan la probabilidad de que surjan nuevos virus o variante peligrosas de virus existentes.
Sumado a lo anterior y como es sabido por la comunidad científica mundial y varios organismos internacionales, el calentamiento global está llegando al umbral de irreversibilidad. Esto significa que si rápidamente no cambiamos drásticamente nuestra forma de vida (de consumo) no conseguiremos recuperar temperaturas globales previas y el ritmo de calentamiento global puede cambiar con efectos desconocidos, pero con seguridad desfavorables.
Esto no parece tener mucho que ver con la pandemia, pero en realidad si la tiene, ya que entre otras cosas las capacidades de los organismos vivos existentes, o nuevos, dependen también de sus condiciones climáticas. Especies enteras pueden desaparecer por pestes o desastre naturales y en contraposición lo más lógico no es que surjan nuevas especies de mamíferos o reptiles por ejemplo y si microorganismos como virus y bacterias.
Sumado a todo esto el COVID nos encontró “hiperconectados biológicamente” a escala mundial. Digamos de América del Sur llegamos en tan solo 12 horas a casi cualquier lugar de Europa y viceversa. Algunos pensarán que esto no es algo de ahora y hace décadas que es así. Eso es verdad, pero en la actualidad son grandes masas de población que se mueven de un lado a otro del globo en poco tiempo.
Es casi imposible hoy en día aislar un país de una pandemia global salvo que sea una isla como Nueva Zelandia, Japón o Cuba, por ejemplo. Sumado a esta “hiperconectividad biológica” el COVID tiene algunas particularidades que lo tornan claramente peligroso. Una de las grandes virtudes del virus es el tiempo en que demora en mostrar algún síntoma. Si comparamos este tiempo, que es del orden de 5-7 días, con el tiempo que lleva ir de América del Sur a Europa y la cantidad de gente que viaja en el mundo, percibimos que en esos 5-7 días ya tiene el tiempo suficiente de infectar casi todo el mundo.
Existe otro elemento sutil de este virus que hace que debamos tener grandes precauciones. Cuando hablé con algunos biólogos amigos, al comienzo de la pandemia, parecía haber un consenso en que el virus debería evolucionar a una variante menos mortal. La lógica de esto es que el virus tiende a evolucionar a variantes que garantizan su reproductibilidad, siendo así, un virus que mata mucho no tendría mucha capacidad de replicación, en comparación con una cepa que mate menos. La segunda terminará siendo la predominante y la más mortal tenderá a extinguirse.
Bueno, el COVID escapó a esta lógica, o al menos no la sigue al pie de la letra. Esto es por el simple hecho de que la ventana de contagio termina mucho antes que el tiempo de letalidad. Es decir, si una cepa consiguió ser letal en un individuo también conseguirá diseminarse lo suficiente.
También varias cuestiones económicas favorecieron la consolidación de la pandemia. Por lo dicho anteriormente era casi imposible impedir el carácter pandémico de este virus. Sin embargo, si hubiese sido posible evitar una gran cantidad de muertos en el mundo si se hubiese priorizado la vida por sobre la economía. Esto quedó claro tanto con EEUU como Inglaterra y Brasil.

Los discursos políticos de Boris Johnson, Trump y Bolsonaro al comienzo de la pandemia se posicionaron a favor de garantizar la estabilidad de los mercados y la economía por sobre la vida de las personas. Notemos que coincidentemente fueron en estos países donde se vienen implementado políticas negacioncitas y tecnologías de manipulación sociales (Brexit, elección de Trump y elección de Bolsonaro) de la mano de “Cambridge Analytical”.
El primero de estos tres países en mudar el discurso fue Inglaterra después de que el primer ministro contrajera COVID, seguido fue EEUU en donde tuvo que haber un cambio de gobierno para comenzar a paliar la cantidad de casos y óbitos en EEUU. Lamentablemente en Brasil, el gobierno sigue priorizando la economía por sobre la vida de las personas. Está claro hoy, que esta prioridad fue un tiro en el pie. Si se hubiese priorizado sobre la vida, garantizando distanciamiento social, cuarentenas más rígidas o “lock down”, no solo se hubiesen salvado miles de vidas, sino que seguramente las condiciones sanitarias serian mejores y la economía del país ya se estaría reactivando.
En los discursos de Bolsonaro siempre fueron levantados dos aspectos. Uno que un “lock down” traería más tragedia porque la gente estaría sin trabajo y dinero para comer. Decir esto en el país con unos de los índices de mayor desigualdad social de mundo es una burla en la cara de la población. Es obvio que el país tiene recursos suficientes para hacer un “lock dow” o bastaría con aplicar alguna medida de redistribución de riqueza para garantizar el sustento de la población en el periodo de cuarentena.

Otra de las afirmaciones sustentadas por el bolsonarismo giraba en torno a la inmunización de rebaño. Básicamente la idea es que, si muchos se contagian, se crea una inmunización colectiva que permitiría continuar con las actividades económicas. Esto fue otra falacia, siendo que ya la Organización Mundial de la Salud (OMS) había informado que esa estrategia no funcionaria. Las consecuencias de esta política están a la vista, surgieron una gran cantidad de variantes del COVID, como la surgida en Manaos, de las que ahora somos víctimas en todo Latinoamérica.
Existen otros aspectos igualmente importantes que favorecieron la diseminación del virus no solo en Brasil, sino que también en otros países de Latinoamérica. Podemos enumerar por ejemplo los falsos tratamiento como por ejemplo con cloroquina en Brasil, el negacionismo científico, pero también en la creencia ciega que la ciencia conseguirá contrarrestar embates pandémicos como el que vivimos.
En primer lugar, la ciencia tiene sus límites de conocimiento, temporales y tecnológicos. Es por eso que la ciencia y la tecnología puede no resolver algunos problemas, que con gran probabilidad van a emerger en el futuro.
Por otro lado, no es la ciencia la que determina las políticas de combate a la pandemia. Son medidas políticas, algunas con sustento científico otras no. A mi parecer la ciencia y la tecnología han avanzado mucho más que la capacidad de nuestros líderes políticos de comprenderlas y usarlas en beneficio de la población.
Es casi inadmisible que, con el grado de conocimiento científico-técnico actual, la clase política mundiales (salvo algunos casos) no hayan implementado acciones más agresivas para el combate al COVID. De alguna manera la ciencia avanza en el siglo XXI, pero la mentalidad de nuestros políticos sigue anclada en el siglo XVII o XIX, sobre todo en Latinoamerica. Hoy tenemos herramientas tecnológicas muy poderosas que van desde la comunicación, de análisis de datos, monitoreo, nanotecnologías, manipulación avanzada de materiales, etc, pero parece que el único fin de todas esas tecnologías es para aplicaciones bélicas o expoliación de los recursos naturales de nuestro planeta. El mejor ejemplo de esto es EEUU.
Se supone que EEUU posee las universidades mejor evaluadas del mundo, grandes científicos de referencia mundial, hasta en la mayoría de las películas de Hollywood se muestran como la salvación del mundo frente a una situación como la actual. Sin embargo, el sistema socio-político-económico de EEUU ha demostrado un verdadero fracaso. Podemos colocar en la vereda de enfrente a Cuba, que, con escasos recursos, sin reconocimiento de grandes científicos, con recursos muy pobres de ciencia y tecnología. Sin embargo, comparada con EEUU Cuba logró hacer frente al COVID de manera épica.
Alguien podría alegar que como Cuba es una isla tiene control absoluto sobre la frontera. Entonces tomemos China que tiene al día de hoy menos de 5 muertos por millón de habitantes y EEUU más de 2.700 muertos por millón de habitantes.
No solo eso, recordemos que el primer brote registrado de COVID fue en China y un par de meses antes que la explosión de casos en el resto del mundo, con lo que combatieron en COVID en condiciones más desfavorables que el resto del mundo.

IR: ¿Ve Ud alguna relación entre las causas de la pandemia y el uso y control de las vacunas?
D.M. Hubo al comienzo varias hipótesis de que el virus podría ser sintético. Todas esas hipótesis fueron hasta el momento descartadas. Una vez surgido el virus y por sus características propias era casi imposible que no fuese una pandemia natural.
Por otro lado, las corporaciones farmacéuticas poseen un poder enorme sobre los gobiernos. Basta recordar el golpe de Honduras 2009 contra Zelaya. Entonces no es descabellado pensar que las corporaciones farmacéuticas hayan hecho “lobby” en diferentes gobiernos para aumentar sus lucros.
Una vez instaurada la pandemia comenzó una carrera farmacéutica comercial. En Brasil eso queda claro desde el momento que rechaza toda ayuda de la OMS, como de los gobiernos de China o Rusia.
Tanto China como Rusia han sugerido en diferentes momentos que las vacunas deberían ser gratuitas. Posición que negaron la mayoría de los países occidentales, y sobre todo los miembros de la OTAN.
Aquí en Brasil, por ejemplo, desde el comienzo el gobierno nacional ha hecho lo posible por que sea reconocido como tratamiento el uso de cloroquina. El ministerio de salud realizó varios documentos y protocolos para la implementación de la misma y compro cloroquina por el precio de 45 millones de dólares.
Claramente eso favoreció la propagación del COVID en Brasil por la promoción de un tratamiento reconocidamente ineficaz. Esos 50 millones de dólares hubiesen permitido comprar más de 10 millones de vacunas contra el COVID.
No hay lugar para pensar que estas medidas no tengan una correlación con intereses económicos del gobierno y algún sector farmacéutico. Esta es una de las razones por las cuales en Brasil se instaló una comisión de parlamentarios para investigar al gobierno de Bolsonaro por genocidio.
El ejecutivo de Brasil estuvo sistemáticamente en contra de la vacuna Sputnik. Incluso hoy el organismo sanitario de regulación y control de vacunas no ha aprobado la Sputnik argumentando falta de datos para ello.

A mi entender esa es otra evidencia de los “lobby´s” de las industrias farmacéuticas. Brasil hace parte del BRICS, organismo de cooperación internacional donde participan aparte de Brasil, India China Rusia y Sudáfrica. Es inconcebible que Brasil no haya vacunado un alto porcentaje de su población. Recordemos que India, China y Rusia están entre los principales proveedores de vacunas e insumos de vacunas del mundo. Pero además, Brasil tiene capacidad técnica para fabricar vacunas,.
Hay una realidad que trasciende a Brasil. La mayoría de los países del mundo son rehenes de las empresas farmacéuticas. Es casi un absurdo que el lucro de las empresas aumente con la falta de salud de la población. En este aspecto creo que la salud debería ser un área estratégica de los estados con control de producción de medicamentos o al menos una gama de ellos. Si esto fuese así, y la enfermedad no fuese un lucro, los Estados invertirían más en prevención para no generar grandes gastos, como parece ser lo que hace Cuba. Sin duda la realidad de mundo hoy sería otra en esta configuración ya que lo más rentable hubiese sido frenar lo mayor posible la propagación del virus.

Lamentablemente en Latinoamérica estamos caminando en la dirección contraria. No solo los diferentes sistemas de salud están casi íntegramente en manos de los sectores privados, sino que nos estamos tornando en mega laboratorios para experimentación privada de medicamentos y tratamientos.
Es imperioso que las sociedades y los gobiernos de América del sur coloquen en sus agendas políticas la revisión de sus sistemas de salud.
**Modesto Emilio Guerrero: periodista y militante político-social. Ha escrito muchos artículos y libros sobre América Latina, entre otros, la biografía analítica ¿Quién inventó a Chávez. Es del Consejo Editor de Insisto Resisto.org
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