Patricia Caro*

Se cumplen hoy 50 años del I Congreso Mundial Romaní y, por ello, se celebra el Día Internacional del pueblo Gitano. Publicamos a continuación dos artículos. En el primero, además de la situación que vive el pueblo gitano bajo los estereotipos antigitanistas, se trata específicamente el caso del joven gitano Eleazar. En el segundo, la Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas analiza la forma en que han vivido este año de pandemia]
El día internacional del pueblo gitano con Eleazar, nuestro hermano
Este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, se cumplen 50 años del I Congreso Mundial Romaní que adoptó la bandera, la efeméride y el himno que utiliza la diáspora romaní en todo el mundo. Tras estos 50 años, la población gitana española seguimos reclamando nuestros derechos como el primer día, poco o nada han avanzado las instituciones desde entonces. El acceso a la justicia que hace valer nuestros derechos sigue siendo una carrera de obstáculos. La libertad, la vida y la integridad física y moral de las personas (también gitanas) son derechos fundamentales que recoge nuestra Constitución. Por tanto, en teoría ninguna persona (aunque sea gitana) puede recibir tortura ni penas o tratos inhumanos o degradantes. Sin embargo, tras esos 50 años de institucionalización del Día Internacional del Pueblo Gitano, en España los tribunales afirman que asesinar a un joven gitano de una paliza entre 10 guardias es legal sobre todo si es discapacitado y te hace sentir un cobarde.
El antigitanismo es una forma de discriminación contra las personas romaníes basada en estereotipos y prejuicios. Ancla sus raíces en la seriación legislativa de la historia de España, se propaga a través de los productos culturales, infecta las mentes de todas las personas independientemente de su rol social, político o económico y su consecuencia más directa es impedir que parte importante de la sociedad española (esa que es gitana) acceda a sus derechos en igualdad de condiciones. Los estereotipos y prejuicios antigitanos se instalan tan profundo en las mentes que son indetectables por la conciencia. Se activan de forma automática independientemente de las intenciones, lo que quiere decir que por mucho que una persona se comprometa con la igualdad del 8 de Marzo o ponga un tweet #BlackLivesMatter, puede también activar automáticamente sus estereotipos antigitanos y desplegar todo un repertorio de conductas prejuiciosas mientras se sigue autopercibiendo como persona igualitaria. ¿Disonante, cierto? Simplemente, cuando perciben a una persona gitana en su radio de acción, «una intuición extraña» les avisa al oído que las personas romaníes son unas discapacitadas sociales que dan miedo y hay que protegerse de ellas. Además, estos estereotipos antigitanos tienen género, lo que quiere decir que los estereotipos antigitanos sobre las mujeres son diferentes de los estereotipos sobre los varones. De esta forma, mientras las mujeres gitanas son estereotipadas y prejuzgadas como discapacitadas sociales sumisas, embaucadoras y mentirosas, los varones gitanos son estereotipados y prejuzgados como discapacitados sociales, vagos y violentos, entre otras perlas.
La realidad es que un chaval gitano llamado Eleazar con un 75% de discapacidad visible (reconocida por las instituciones pertinentes y por los propios testigos de la agresión) tiene el miedo normal de cualquier chico con su edad mental que se ha perdido en un estadio de fútbol, sobre todo si es agredido cruel e injustamente por no encontrar a su familia. Sin embargo, los guardias no reconocen en Eleazar a un ser humano con derecho a su libertad, su vida y su integridad física y moral sólo porque es un varón gitano discapacitado. Eleazar encajó como un guante en los estereotipos y prejuicios de los guardias que lo agredieron hasta morir. Donde había un chico con una discapacidad mental asustado y perdido, ellos vieron un varón gitano que les pareció un inadaptado social agresivo. No le miraron a los ojos para comprender su edad mental ni su desorientación, sentir empatía y ayudarle a encontrar a su familia. Sino que se murieron de miedo por encontrarse con un gitano y por eso lo patearon hasta que dejó de respirar.
Podemos pensar que este tipo de situaciones pueden acercarse a la justicia y la reparación si se accede a los tribunales para hacer valer los derechos vulnerados ¿No es así como dicen que se construye cualquier democracia? Pero no, en el caso de Eleazar la Fiscalía afirmó que no ve delito en su asesinato desatendiendo las evidencias en contra. ¿Será que la Fiscalía está presa de los mismos estereotipos y prejuicios que los guardias? ¿Querrá mantener ese status quo en el que matar gitanos al estilo Ku Klux Klan es legal? Es como si un niño de seis años se pierde, lo asesinas porque te aterrorizan los niños desde que un amigo te contó una película donde los niños eran los malos y la Fiscalía para arreglarlo, dice que dicha conducta es deseable y sobre todo legal.
La realidad es que diferentes tratados internacionales de derechos humanos ratificados por España, y por tanto vinculantes, afirman que los estereotipos y prejuicios son un obstáculo de acceso a la justicia. La justicia, ese otro derecho fundamental responsabilidad del Estado que se escapa como el agua entre los dedos cuando se trata de proteger a las personas gitanas. En este sentido, el Estado está en la obligación no sólo de erradicar estos prejuicios y estereotipos antigitanos, sino que además debe prevenir su aparición, reparar a las personas que los sufren y garantizar que no se van a volver a repetir.
Por eso este año, en el Día Internacional del Pueblo Gitano, las comunidades gitanas españolas queremos denunciar este asesinato y dejar claro que no nos vamos a rendir hasta conseguir un sistema de Justicia más justo para todas las personas independientemente de la cultura a la que pertenecen, de si son varones o son mujeres, si tienen discapacidad o no la tienen. Vamos a recorrer este camino junto a la familia en pos de #JusticiaparaEleazar, igual que hemos recorrido otros caminos juntos antes y no nos hemos rendido a lo largo de toda nuestra historia. Se recurrirá a todas las instancias pertinentes, se hablará con quien se tenga que hablar y el 8 de abril nos vemos para denunciar esta atrocidad en diferentes localidades españolas, como A Coruña, Santander, Madrid, Gijón, Oviedo, Siero o Valencia.
Resistiremos por Eleazar, nuestro hermano, a quien no olvidamos.
08/04/2021
*Patricia Caro: Psicóloga, investiga sobre el sexismo. También es consultora en género e interseccionalidad para diferentes organizaciones y activista por los derechos de las mujeres, especializada en Romnja (gitanas en general) y Kalís (gitanas españolas).

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Un año de pandemia, una vida de resistencia
Se conmemora el Día Internacional del Pueblo Gitano. Este 2021 será especial. Se cumplen 50 años del I Congreso Mundial Gitano de Londres, que sirvió para institucionalizar la bandera y el himno (Gelem Gelem) romaníes.
Celebramos este 8 de abril, el día internacional de los gitanos y las gitanas, nuestro día, en circunstancias similares a las padecidas el año pasado. La pandemia del Covid-19 sigue golpeando con inusitada violencia a nuestra sociedad, provocando graves consecuencias sanitarias, económicas y sociales de difícil evaluación aún, y que sin duda alguna están lastrando nuestro presente y muy probablemente lastrarán nuestro futuro.
A lo largo de este último año hemos podido comprobar de primera mano cómo una crisis tan dura como la que sufrimos afecta directamente, y de manera incisiva a nuestro Pueblo, al Pueblo Gitano. Hemos visto cómo se ha deteriorado de manera dramática la situación de miles de familias gitanas, que han perdido su fuente de ingresos de la noche a la mañana por el confinamiento y el cierre de actividades relacionadas con la conocida como “economía de subsistencia”; y cómo muchas de ellas, con menores a su cargo, se ven obligadas a sobrevivir en condiciones infrahumanas, dependiendo de los servicios sociales comunitarios o de las entidades del Tercer Sector, para poder alimentarse y cubrir sus necesidades básicas.
Al igual que hicimos el año pasado, sirvan estas líneas para recordar a las víctimas de este virus, a sus familias, y a quienes lo han perdido por el hundimiento de nuestra economía. Hoy, volvemos a insistir ante las administraciones públicas que es necesaria una unidad de acción ante esta tragedia, y que podemos y debemos salir de esta inmensa e inédita crisis en un siglo sin dejarnos a nadie atrás. Como decía el poeta León Felipe, “todos juntos y a tiempo”.
Estos meses de pandemia nos recuerdan más si cabe nuestra trayectoria de resistencia como Pueblo. Los gitanos y las gitanas sabemos resistir, nos hemos forjado ante la adversidad, y hemos defendido nuestras esencias con uñas y dientes ante las injusticias, las persecuciones y los genocidios sufridos durante siglos.
Cada 8 de abril alzamos la voz para reivindicarnos. Reivindicar nuestra identidad, nuestras aportaciones a la cultura y a la historia de todos los países por los que hemos pasado y nos hemos establecido. Pero esta jornada de recuerdo es también un canto a la multiculturalidad, a la tolerancia, al respeto y a la convivencia en paz. Por ello vaya también nuestro reconocimiento a aquellos hombres y mujeres, a nuestros tíos y tías, que tanto han luchado para que poco a poco nuestro Pueblo sea reconocido. En estos días, en los que también conmemoramos el 50 aniversario del I Congreso Mundial Gitano, celebrado en Londres, vaya nuestro homenaje a aquellos gitanos y gitanas que antes que nosotras dieron cuanto tenían para que nuestra bandera y nuestro himno fueran conocidos por todo el mundo. De entre todas ellas, nuestro reconocimiento a nuestro querido tío Juan de Dios Ramírez Heredia, un político gitano que desde nuestra infancia vimos en él un espejo donde mirarnos. También a otros míticos activistas gitanos que este año se nos han ido, desgraciadamente, como ha sido el caso de Marcel Courthiade, entre otros. Las luchas de nuestros mayores y de los que se nos fueron son las luchas que hoy debemos continuar nosotras y nosotros.
En tiempos en los que proliferan los discursos de odio antigitanos en redes sociales, algunos medios de comunicación y por desgracia en algunas instituciones públicas nuestro mensaje de lucha seguirá haciéndose fuerte. Y seguiremos contribuyendo a dar lo mejor de nosotras en estos tiempos en los que hemos podido comprobar el fracaso y la inutilidad del individualismo. Los gitanos y las gitanas, en este año tan duro, hemos vuelto a dar ejemplo de que somos un Pueblo abierto, solidario, y que priorizamos los valores colectivos sobre los personales. Solo así, de la mano y juntas, podemos superar las adversidades y las calamidades que nos encontremos en el camino. Así lo hemos hecho en el pasado, y lo seguiremos haciendo cuantas veces sea necesario en el futuro.
SALUD Y LIBERTAD. SASTIPEN THAJ MESTIPEN.
08/04/2021
Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas (Fakali)
Fuente: Viento Sur

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