
«Vivimos en tiempos oscuros, donde las peores personas han perdido el miedo y las mejores han perdido la esperanza». (Hannah Arendt)
Brasil pide ayuda a gritos.
Brasileños y brasileños comprometidos con la vida son rehenes del genocida Jair Bolsonaro, que ostenta la presidencia de Brasil, junto con una banda de fanáticos impulsados por la irracionalidad fascista.
Este hombre sin humanidad niega la ciencia, la vida, la protección del medio ambiente y la compasión. El odio al otro es su razón para ejercer el poder.

Brasil sufre hoy el colapso intencional del sistema de salud. El descuido de la vacunación y las medidas preventivas básicas, el fomento de la aglomeración y la ruptura del confinamiento, sumado a la ausencia total de una política de salud, crean el ambiente ideal para nuevas mutaciones del virus y ponen en peligro a los países vecinos y a toda la población. Vimos con horror el exterminio sistemático de nuestra población, especialmente de los pobres, quilombolas e indígenas.
El monstruoso gobierno genocida de Bolsonaro pasó de ser solo una amenaza para Brasil a convertirse en una amenaza global.
Apelamos a los organismos nacionales – STF, OAB, Congreso Nacional, CNBB – ya las Naciones Unidas. Instamos a la Corte Penal Internacional (CPI) a condenar urgentemente la política genocida de ese gobierno que amenaza a la civilización.



La vida sobre todo






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