
Enviado por Jorge Araya
Para tomar en cuenta: El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, bajo las siglas PNUMA publicó hace dos días un informe sobre los riesgos catastróficos del medio ambiente global que comprometen la supervivencia humana.
El informe es escalofriante en sí mismo. Diagnostica el peligro aunque no identifica entre las causas a los bichos humanos que han colaborado a acelerar la quiebra del equilibrio climático del globo. Esos “bichos humanos” tienen nombre y apellido en forma de empresas multinacionales y países, además de gobiernos responsables de no hacer nada para evitar el problema o hacer mucho para potenciarla. Dos casos son los gobiernos de Estados Unidos, bajo la administración de Trump, y el de Bolsonaro en Brasil.
La importancia de publicar este informe del PNUMA se limita a su valor diagnóstico. Sin olvidar que no puede ir más allá porque está condicionado por el organismo mundial que organiza el poder mundial desde 1945. Ese sistema mundial de Estado ha permitido muchos informes y estudios valiosos en organismos como la ACNUR, ONUDI, PNUMA o la UNESCO. Pero jamás podrían ser vinculantes para gobiernos. Ese es su límite. No es una novedad. Varios imperios orientales de la antigüedad respetaron bibliotecas maravillosas como las de Alejandría o la de Hattusa en Turquía o las de Antioquia y Sevilla. Nada más. Como imperios no siguieron ninguno de sus consejos sabios sobre asuntos de Estado.
Valoramos ese rostro del Informe del PNUMA sobre el acelerado riesgo del cambio climático, sin olvidar que es la primera vez que el conjunto del clima sufre por causas humanas. Antes hubo casos locales en Australia y Estados Unidos y Europa, pero nunca con efectos globales, como sostiene el paleoantropólogo vasco español Juan Luis Arsuaga. (Nota del Consejo Editor de onsisto-resisto.org)

03 de febrero de 2021 – A medida que aumentan las temperaturas y se intensifican los efectos del cambio climático, las naciones deben tomar medidas urgentes para adaptarse a la nueva realidad climática, de lo contrario, enfrentarán costos, daños y pérdidas graves, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
La adaptación, es decir, reducir la vulnerabilidad de los países y comunidades al aumentar su capacidad para absorber los efectos del cambio climático, es un pilar clave del Acuerdo de París. Bajo este tratado, los signatarios deben implementar medidas de adaptación a través de planes nacionales, sistemas de información climática, alertas tempranas, acciones de protección e inversiones en un futuro verde.
El Informe sobre la Brecha de Adaptación 2020 del PNUMA encontró que si, bien, las naciones han avanzado en la planificación, hacen falta mayores esfuerzos para aumentar el financiamiento en los países en desarrollo y acelerar la implementación de proyectos con el fin de que realmente puedan brindar protección contra sequías, inundaciones, el aumento del nivel del mar u otros efectos del cambio climático.
De acuerdo con el Reporte, las soluciones basadas en la naturaleza deben convertirse en una prioridad: se trata de acciones adecuadas a los contextos locales que tomen en consideración desafíos sociales como el cambio climático, y brinden bienestar humano y beneficios para la biodiversidad, al proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados.
“La dura verdad es que el cambio climático ya está aquí. Sus efectos se intensificarán y afectarán con más fuerza a los países y comunidades vulnerables, incluso si alcanzamos el objetivo del Acuerdo de París de mantener el calentamiento global muy por debajo de 2° C este siglo e intentamos alcanzar la meta de 1,5° C”, dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
“Como ha dicho el secretario general de la ONU, António Guterres, necesitamos un compromiso global de destinar la mitad de toda la financiación climática mundial a la adaptación, el próximo año. Esto permitirá un gran impulso en favor de la adaptación, desde sistemas de alerta temprana y una mayor resiliencia de los recursos hídricos, hasta soluciones basadas en la naturaleza”, añadió la directora ejecutiva del PNUMA.

La planificación está creciendo, pero la financiación y el seguimiento están rezagados
El hallazgo más alentador del informe es que 72% de los países han adoptado, al menos, un instrumento de planificación para la adaptación a nivel nacional y la mayor parte de los países en desarrollo están preparando planes nacionales de adaptación. Sin embargo, la financiación necesaria para implementar estos planes no está creciendo lo suficientemente rápido.
El apoyo financiero a la adaptación en efecto está creciendo, pero sigue siendo superado por los costos de la adaptación, que van en rápido aumento. Los costos anuales de adaptación en los países en desarrollo se estiman en US$ 70.000 millones y se espera que esta cifra alcance US$ 140.000-300.000 millones en 2030 y US$ 280.000-500.000 millones en 2050.
Hay algunos avances alentadores. El Fondo Verde para el Clima ha destinado 40% de su cartera total a la adaptación y está concentrando una creciente inversión del sector privado. Otro avance importante es el creciente impulso para garantizar un sistema financiero sostenible. Nuevas herramientas, como los criterios de inversión en sostenibilidad, los principios de divulgación relacionados con el clima y la evaluación de riesgos relacionados con el clima en las decisiones de inversión pueden estimular las inversiones en resiliencia.

También, está creciendo la implementación de acciones de adaptación. Desde 2006, cerca de 400 proyectos de adaptación financiados por fondos multilaterales.


Deja un comentario