
Hoy, 15 de enero, día de las Maestras y Maestros venezolan@s , qué mejor homenaje para quienes dedican su vida a la educación y formación de las generaciones del futuro, a esas y esos, sobre todo las mujeres, que son las que más se dedican a esta hermosa tarea, incluso desde el hogar, desde el Frente de Mujeres de LUCHAS deseamos homenajear y dedicar este artículo que habla sobre la vida de Louise Michel.
Ella fue una mujer excepcional, que no sólo fue una educadora y maestra incansable, sino escritora, poeta, una irreverente luchadora, por una educación libertaria, una protectora de los niños más pobres y una combatiente rebelde por las causas de las obreras y obreros. En cada espacio que le tocó vivir, sembró la semilla de la lucha contra la injusticia y nunca se doblegó ante nada ni ante nadie. Fue una de las principales figuras de la Comuna de París y la primera en enarbolar la bandera negra.
Sin embargo, a pesar de que consagró toda su vida de manera desprendida a las causas más nobles como la creación de escuelas, las luchas en defensa de los derechos sociales, de las primeras en defender derechos fundamentales de la mujer, muy poco se conoce y se habla de ella y de su importancia histórica en los movimientos femeninos y políticos, para resaltar sus luchas y aportes. (Nota del Frente de Mujeres de LUCHAS)
Recopilación de Esmely Marilú Coello*
El día 09 de enero se cumplieron 115 años de la muerte de Louise Michel
Louise Michel, (29 de mayo de 1830–Marsella, 9 de enero de 1905). . Era hija natural de una sirvienta, Marie Anne Michel, recibió una buena educación basada en principios liberales, desde muy joven, al igual que el insigne maestro venezolano Simón Rodríguez (Robinson), leía a Voltaire y a Jean-Jacques Rousseau.
Louise estudia para ser maestra pero su rechazo a prestar juramento a Napoleón III le impide entrar en la enseñanza pública. Por ese motivo, entre 1852 y 1855, abre sucesivamente escuelas libres en varios pueblos y ciudades, invirtiendo la herencia que le habían legado sus abuelos. Practica una enseñanza basada en los ideales republicanos y en una pedagogía innovadora, lo que levantará suspicacia entre los padres de sus alumnos y le valdrá alguna que otra amonestación por parte de las autoridades.
En 1856, Louise Michel se traslada a París, donde se dedica a la enseñanza durante quince años. En 1865, abre una escuela en la calle Houdon, y crea otra en la calle Oudot en 1868. Le interesa la literatura y publica varios textos, en particular unos poemas que firma bajo el seudónimo «Enjolras», un personaje de la novela Los Miserables, de Víctor Hugo, una de las personalidades más famosas y respetadas de la época.
Se introduce en los ambientes revolucionarios, convirtiéndose en colaboradora habitual de periódicos de la oposición como Le cri du peuple (El grito del pueblo), cuyo redactor jefe es su amigo Jules Vallès. En 1862, es socia de la “Unión de los poetas”, y en 1869 es secretaria de la «Sociedad Democrática de Moralización» que tenía por finalidad ayudar a las trabajadoras obreras.

En septiembre de 1870, entra a formar parte del Comité de Vigilancia del barrio de Montmartre, una de las asociaciones vecinales que se crean en cada distrito parisino para organizar la defensa de la capital. Allí conoce al militante blanquista Théophile Ferré con el que mantendrá una relación sentimental.
En París, cuando estaba cercado por el ejército prusiano, es entonces seguidora del movimiento revolucionario fundado por el republicano socialista Louis Auguste Blanqui. Participa en las manifestaciones populares, y en enero de 1871, cuando las tropas del general Trochu abren fuego contra la multitud delante de la alcaldía de París, Louise, vestida de guarda nacional, responde disparando.

Está en primera fila de los acontecimientos del 17 y 18 de marzo de 1871, que marcan el inicio de la Comuna de París. Preside el Comité de Vigilancia del distrito XVIII, y como tal, encabeza la manifestación de mujeres que impedirá que los cañones pasen a manos de los «Versalleses», y logra que los soldados confraternicen con los guardias nacionales y el pueblo parisino.
Mantiene una destacada labor social y militante en los apenas dos meses que dura la sublevación parisina. Anima el «Club de la Revolución» de la iglesia Saint-Bernard de la Chapelle, en el distrito XVIII, y logra la creación de comedores para los niños del barrio. Organiza también un servicio de guarderías infantiles en toda la capital y apoya ideas muy novedosas como la creación de escuelas profesionales y de orfanatos laicos.
Cuando las tropas del gobierno de Versalles asaltan París en abril-mayo de 1871, combate, fusil en mano, en las barricadas de Clamart, Neuilly e Issy-les-Moulineaux, además participa como enfermera, recogiendo y atendiendo a los heridos, reclutando mujeres para llevar las ambulancias. Lidera un batallón femenino cuyo coraje destacará en las últimas batallas libradas por los comuneros, muchas de sus compañeras pierden la vida.

Louise logra escapar, pero se entrega a los «versalleses» a los pocos días, para que liberen a su madre que había sido arrestada en su lugar y amenazaban con fusilarla si no se entregaba. Théophile Ferré es detenido y ejecutado en noviembre de 1871, y ella le dedicará el poema les oeillets rouges (los claveles rojos). En diciembre de 1871, es llevada ante el 4° consejo de guerra bajo la acusación de intento de derrocar al gobierno e incitar a los ciudadanos a tomar las armas, la condenan a diez años de destierro después de haber declarado en el juicio:
“No me quiero defender. Pertenezco por entero a la revolución social. Declaro aceptar la responsabilidad de mis actos.(…)Ya que, según parece, todo corazón que lucha por la libertad sólo tiene derecho a un poco de plomo, exijo mi parte. Si me dejáis vivir, no cesaré de clamar venganza y de denunciar, en venganza de mis hermanos, a los asesinos de esta Comisión”.
Deportada a Nueva Caledonia el 8 de agosto de 1873, después de cumplir 20 meses en prisión, colabora con la independencia política de esa colonia francesa. La prensa de Versalles le adosó los motes de la Louve rouge, la Bonne Louise (la loba roja y la buena Louise). Traba entonces una relación duradera con Henri Rochefort, un famoso polemista y con figuras activas en la Comuna de París, acercándose a las ideas anarquistas.
Permanece en Nueva Caledonia, rechazando el tratamiento especial que se reservaba a las mujeres. Estudia y recoge datos sobre la fauna y la flora de la isla, elaborando un repertorio que enviará al Instituto Geográfico en París. Se relaciona con los canacos, considerados como peligrosos y hasta antropófagos. Aprende su lengua y desarrolla una labor educativa con los nativos y participa en la revuelta de 1878, fundando el periódico Petites Affiches de la Nouvelle-Calédonie y publica Légendes et chansons de gestes canaques.
En 1879, se le permite instalarse en la Noumea y retomar su labor docente, primero como maestra de los hijos de los deportados franceses, y luego en escuelas de niñas. Amparada por la amnistía parcial concedida a los participantes en la Comuna de París, Louise regresa a París en 1880, donde es recibida y ovacionada con una calurosa bienvenida por la multitud. Dos meses más tarde, su obra «La miseria» se publica por entregas con enorme éxito.
Su pasión militante permanece inalterada, y multiplica conferencias e intervenciones en mítines. En 1883, en un mitin en París, para desmarcarse de los socialistas autoritarios y parlamentaristas, se pronuncia a favor de la adopción de la bandera negra por los anarquistas (socialistas libertarios).

Su compromiso siempre se formaliza en acciones concretas. En 1883, encabeza, junto con Emile Pouget, una manifestación de desempleados que culmina con el saqueo de tres panaderías, y con enfrentamientos con la policía. A las pocas semanas, Louise se entrega a las autoridades, y es condenada a seis años de prisión y 10 años de libertad vigilada.
En la cárcel de Saint-Lazare sale en defensa de las prostitutas encarceladas, y denuncia su condición de víctimas explotadas por la sociedad. Es amnistiada en 1886. En 1887, se declara públicamente en contra de la pena de muerte. Un año más tarde, es víctima de un atentado perpetrado por un monárquico que la hiere con dos tiros en la cabeza,
Es arrestada nuevamente por discursos incendiarios y luego liberada, siendo vigilada de cerca por informadores de la policía. En abril de 1890, tras un discurso en Saint-Étienne y un mitin en Vienne que deriva en una manifestación violenta, es encarcelada, concediéndosele la libertad provisional. La rechaza porque los demás detenidos no son beneficiados de la medida, y se niega a abandonar su celda. Temiendo la reacción de sus numerosos seguidores, acaban por liberarla a principios de junio de 1890.
Se exilia a Londres (Inglaterra), donde gestionará una escuela libertaria durante varios años. A su regreso a Francia en 1895, una manifestación de simpatizantes le da la bienvenida. El mismo año, funda el periódico Le libertaire.
Durante los diez últimos años de su vida, reside entre Londres y París, supervisando la edición de sus obras, siendo constantemente vigilada por la policía y fue detenida en numerosas ocasiones, Considerada ya como una figura destacada del anarquismo, multiplica las conferencias en Londres, París y toda Francia, y mantiene una participación activa en numerosas acciones reivindicativas a pesar de su avanzada edad.
En 1896, participa en Londres en el Congreso Internacional Socialista de los Trabajadores y de las Uniones Sindicalistas Obreras, en el que se produce la ruptura entre los marxistas y anarquistas. Escribe Memorias de la Comuna en 1898. En 1903 y 1904, a la edad de setenta y cuatro años, recorre Francia con su amigo el anarquista Ernest Girault para dar una serie de conferencias. Al mismo tiempo, su salud se degrada progresivamente.

Louise Michel muere de una pulmonía el 09 de enero de 1905, mientras daba una serie de conferencias para trabajadores. Miles de personas acudirán a su funeral.
*Esmely Marilú Coello: militante de LUCHAS y su Frente de Mujeres, miembra del Consejo Editorial de (ir).


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