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Túnez: Los movimientos sociales inician una nueva revolución

5 de enero de 2021 por tali Leave a Comment

MOUNIR SAIDANI*

El levantamiento de 2010-2011 allanó el camino para un cambio profundo en la historia social y política de Túnez. Durante una década, los movimientos sociales han experimentado una intensificación y evolución que han contribuido a cambiar profundamente la relación entre los actores sociales y el Estado central.

El impulso dado por el levantamiento de diciembre de 2010 en Sidi Bouzid tiene su origen en el punto de inflexión de los movimientos sociales de la revuelta en la cuenca minera en 2008. Estalló en las localidades del suroeste de Túnez, en tras un concurso de contratación en la Gafsa Phosphate Company, cuyos resultados, considerados sesgados, fueron impugnados. Los puestos de trabajo se habían distribuido tras un convenio conjunto entre la administración de la empresa pública, que es el mayor empleador de la región, la dirección del sindicato, las autoridades regionales y las células de la Rassemblement Constitutionnel Démocratique ( RCD ), el partido gobernante bajo Zine El-Abidine Ben Ali.

Dirigida inicialmente contra la gestión de la empresa y su política de contratación, la protesta se volvió rápidamente contra las autoridades públicas, regionales o centrales. Sus peculiaridades han sido apuntar al empleo, punto clave de las políticas públicas, persistir a pesar de la violencia de la represión y el cerco impuesto, y contar con un amplio apoyo popular. Sin embargo, el movimiento no ha abandonado las viejas prácticas de movilizaciones sociales, como la participación de militantes sindicales -incluso a su cabeza-, la constitución de comités de apoyo en el ámbito político oficial y tradicional y su circunscripción en su punto de salida.

UNA ORGANIZACIÓN A NIVEL NACIONAL

A raíz de la revolución 2010-2011, nuevas formas de militancia (plantón en la capital cuyos participantes proceden de las regiones del interior, las principales marchas) y nuevos marcos de acción (autoorganización de las base, comités sentados, comités de protección de la revolución, ligas de protección de la revolución) han surgido, con nuevas demandas, como el acceso al agua para los residentes, el ganado y las tierras agrícolas , cuestiones medioambientales, una economía social sin ánimo de lucro, etc. Estos cambios en el movimiento de protesta han ayudado a transformar la protesta en revolución.

En este contexto, la primera universidad de verano de movimientos sociales (Korba, 23-25 ​​de septiembre de 2016) reunió a los diferentes movimientos existentes, dando lugar a la formación de la Coordinación Nacional de Movimientos Sociales que reunió a varios activistas de las ciudades del interior del país. Esta formación se reforzó con la realización del primer Congreso Nacional de Movimientos Sociales (Nabeul, 24-26 de marzo de 2017) que afirmó en su hoja de orientación el establecimiento por parte de nuevos actores sociales de nuevas formas de movilización y protesta, fuera de las organizaciones tradicionales conocidas (partidos políticos, sindicatos, organizaciones). Estos nuevos movimientos asumen su especificidad en cuanto a demandas y campos de acción, siendo los activistas conscientes de las modalidades de «estigmatización y difamación «de las que son objeto y de los peligros a los que se enfrentan para preservar » la elección democrática y social del alma de la revolución tunecina «.

Sin embargo, un acuerdo, cuyos términos no se aplicaron, se concluyó con el gobierno en julio de 2017. A pesar de algunas divisiones y conflictos de representación entre los militantes de Kamour, la movilización se reanudó en el otoño de 2020. Una segunda Ola en la que los jóvenes de Kamour aprovecharon la organización que habían creado durante su primera experiencia.

Esta vez, tomar el control de la válvula y detener la extracción de petróleo ha sido la prioridad de los activistas. Esto último, manteniendo vínculos con las unidades locales de la UGTTy otras asociaciones y organizaciones en el campo, pertenecen a un tejido familiar y tribal profundamente arraigado en la región. Estas dos afiliaciones, militante y regional, se entrecruzan en una misma experiencia psicológica y social que actualiza la memoria reciente de la primera experiencia Kamour, pero también la memoria lejana de una región marginada y las heridas, reales o supuestas, que esta puerta. Estas estratificaciones de la memoria responden a las estratificaciones sociales que se construyeron en torno al movimiento de protesta y explican las raíces históricas de esta movilización, así como su implantación local y social. Así, se ha vuelto a escuchar el eco de viejas demandas que pedían un desarrollo regional más justo.

La composición del tejido social que envuelve la protesta ha permitido llegar a todos los componentes de la sociedad local. Las demandas resumidas por el lema » Desarrollo y empleo » reflejaron fielmente las diversas necesidades de la población que se han ido acumulando a lo largo de las décadas, apoyadas en una organización horizontal.

UNA FUENTE DE INSPIRACIÓN

El movimiento pudo sacar su fuerza de la legitimidad de sus demandas sociales locales así como de su arraigo en una estructura social que lo sustentaba, pero también gracias al poder de presión ejercido por los militantes que habían detenido la extracción de petróleo, afectando así directamente a los intereses de las empresas. Por lo tanto, los manifestantes estaban en una posición firme contra un convoy oficial no gubernamental que permaneció en el lugar hasta el final de las negociaciones.

Finalmente, el 6 de noviembre de 2020 se firmó un convenio entre el gobierno y representantes del movimiento, que prevé múltiples subvenciones para la región y contrataciones en empresas de jardinería y petroleras. Se levantó la sentada y se reanudó la producción.

El éxito del movimiento Kamour lo ha convertido en un nuevo modelo de protesta social y una fuente de inspiración para otros activistas que han intentado reproducir el mismo tipo de movilización en otras regiones del país.2. Se ha aprendido la lección: si podemos apoyar donde duele, el gobierno eventualmente cederá. En cualquier caso, esta es la idea que transmitieron varias cuentas de Facebook que hacían referencia explícita a este movimiento con este nuevo mensaje: » Si tienes una válvula cerca ciérrala » (en referencia al bloqueo de producción en Kamour). En las siguientes semanas se intentaron dos formas de reproducir el modelo: o bloqueando la producción, o intentando la máxima movilización en un lugar o dentro de un determinado grupo social. Pero las compuertas no corren por las calles y no todos los lugares de producción son iguales.

Cuando se suspendió la entrega de cilindros de gas municipal del complejo químico industrial de Gabès, el gobierno prácticamente ignoró el asunto, y tanto las autoridades locales como las centrales abandonaron a los habitantes a su suerte. Así, no solo los manifestantes no habían constituido aguas arriba un tejido popular capaz de sustentar su movimiento, sino que también dañaron los vínculos con los habitantes que se vieron privados de un material imprescindible a causa de la movilización. A diferencia de ellos, los militantes de Kamour atacaron el cuerpo productivo y las estructuras industriales, administrativas y políticas del Estado, sin tocar jamás las necesidades cotidianas de los habitantes.

Por otro lado, las movilizaciones en las ciudades del centro (Kasserine, Kairouan) o del norte (Béja) que querían construirse sobre una base popular no estaban tan arraigadas en el tejido social local, lo que las privó de una fuerza negociadora eficaz. Las consignas, las manifestaciones, el apoyo de las asociaciones locales o de la UGTT y la presencia de diputados no fueron suficientes para una movilización duradera coronada de éxito.

HACIA UN NUEVO CONTRATO SOCIAL

Uno de los principales éxitos de la movilización de Kamour fue señalar los importantes temas sociales relacionados con el reparto de la riqueza y la explotación de los recursos, ya que la región, muy marginada, es productora de petróleo. Los críticos del movimiento se apresuraron a hablar de regionalismo y mentalidad tribal. Sin embargo, esta es una demanda legítima que pide una reorganización de la distribución de los frutos de la riqueza nacional entre las comunidades locales y todo el país.

En este enfrentamiento, los activistas apuestan por el fin de la gestión centralizada de recursos en nombre de los “ balances nacionales globales ” dentro de los “ grandes planes de desarrollo ” y las “ ecuaciones presupuestarias generales del Estado ”, lo que implica la posibilidad de privar completamente a las poblaciones locales de sus ingresos. Reclamaron el principio de responsabilidad social no solo de la empresa minera, sino también del Estado. Así, podemos decir que la experiencia de Kamour fue fundamental para reformular el contrato social en torno a la gestión del patrimonio nacional, para ubicarlo en un contexto de políticas públicas de desarrollo que aseguren el desarrollo sostenible.

Este nuevo ejemplo de movilización social también demostró que el éxito de un movimiento no requiere que sus activistas formen parte de los círculos de poder para influir en las decisiones políticas. Así, los actos pueden emanar de fuera de las estructuras habituales de toma de decisiones: de abajo hacia arriba, impulsados ​​por un movimiento social local y no por el gobierno. El antiguo contrato social establecido por el estado poscolonial sigue resistiendo su muerte anunciada en 2010-2011. Los últimos años han demostrado que esta muerte no vendrá de repente, sino a través de las pequeñas victorias que los movimientos sociales están ganando aquí y allá, a través de las diferentes etapas de su evolución y los desafíos que tienen que afrontar.

*MOUNIR SAIDANI: Catedrático de sociología en el Instituto Superior de Ciencias Humanas de Túnez.

Fuente: OrientXXI.

Filed Under: Campesinos y trabajadores, Internacional, Mujeres/género e imigrantes Tagged With: Movimientos sociales, Mujeres y Jóvenes, Nuevos Levantaamiento, Se Organizan, Trabajadores, Túnez

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