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ALERTA Y PELIGRO En el Golfo de Paria ¿Se hunde el Nabarima o se pone a flote PDVSA?

14 de noviembre de 2020 por tali Leave a Comment

Raúl Salazar*

Mucho se ha hablado y publicado sobre la gravedad de la instalación flotante de almacenamiento y descarga de petróleo (FSO, por sus siglas en inglés)  “Nabarima”, la cual, según se señala, podría zozobrar, sufrir rupturas, volcar o encallar.

De esto ocurrir algo de esto, se generaría un derrame que afectaría una variedad de ecosistemas sensibles, una inmensa cuantía de vida acuática y terrestre, y afectaría la producción artesanal de más 100 variedades de peces, mariscos y moluscos de interés alimentaria y comercial; actividad principal de la que subsisten las poblaciones del Este del estado Sucre tales como: Guiria, Yoko, Irapa, etc.

Sin la contención adecuada y oportuna, sería una catástrofe de grandes consecuencias ecológicas. Este eventual ecocidio, tendría graves consecuencias socioeconómicas, pues el Estado Sucre es responsable de cerca del 50% de la producción pesquera venezolana de la que viven unas 20 mil familias. En esta producción destacan varias decenas de miles de toneladas de sardinas al año que forman parte de la alimentación básica de millones de venezolanos, además de materia prima de la industria de procesamiento, hoy bastante golpeada por la crisis económica. También se podría afectar la Isla de Margarita y las costas de Trinidad y Tobago, lo que lo convertiría en un evento internacional que seguramente posibilitaría nuevos ataques políticos internacionales contra la asediada Venezuela Bolivariana y, por supuesto, contra la imagen del gobierno de Nicolás Maduro.

 Hay suficientes razonas para tomar esto muy en serio.

Verdades y mentiras se entremezclan en las publicaciones sobre el tema en los medios, debatiéndose entre amarillismos sin argumentos, por un lado, y menosprecio de los riesgos reales, por el otro. Para darle contexto a la situación es necesario conocer un poco sobre lo que es el golfo de Paria.

Paria: una zona de alta sensibilidad ambiental y alta importancia pesquera

El golfo de Paria es una inmensa región marina del Oriente venezolano que abarca una extensión de aproximadamente 7800 Km². Está delimitada por la Península de Paria al Norte por las ciénagas del rio San Juan y el Delta del río Orinoco al Oeste, el propio Delta al Sur y por la Isla de Trinidad  al Este.

El golfo actúa como un enorme enlace estuarino ya que recibe aportes de agua de la zona continental y del mar, lo que lo convierte en un zona de altísima complejidad desde el punto de vista ambiental. El mayor aportante de agua dulce es el río Orinoco -el tercero más caudaloso del planeta-, secundado por los ríos San Juan y Guanipa, entre otros.  El golfo de Paria conecta este enorme volumen de agua dulce con las aguas saladas del océano Atlántico y el mar Caribe. Los grandes volúmenes de agua continental que recibe, hace que se produzca una reducción en la salinidad, factor principal que controla la densidad y la circulación en el golfo.

Como consecuencia de esta complejidad, la circulación de aguas de baja salinidad, la gran cantidad de nutrientes aportados por los cursos de agua dulce que desembocan aquí, y el crecimiento de densas y amplias zonas de manglares, generan un amplia gama de hábitats apropiados a la reproducción de numerosas especies marítimas, siendo base de la diversidad biológica, y por ende de la riqueza pesquera del Oriente del mar Caribe, con influencia en el océano Atlántico.

No es un medio estático, por el contrario sufre cambios constantes, diariamente es afectado por la entrada diferencial de aguas saladas al sistema debido a las mareas, y estacionalmente es variable la presencia de agua dulce, por las variaciones en el caudal de los ríos aportantes, según la ocurrencia estacional de lluvias en las áreas continentales de tales ríos, que suman un área mayor a un millón de km2.

La complejidad se acentúa al sumarle las poblaciones que están asentadas en dichas costas y su dependencia de las aguas del golfo cómo medio de subsistencia. Es decir, su complejidad es fuente de su riqueza biológica, de su abundancia en recursos pesqueros y al mismo tiempo de su vulnerabilidad ambiental.

El Golfo como territorio de explotación de hidrocarburos.

El golfo tiene también una importante reserva de petróleo y gas. Para su explotación, el golfo fue dividido en varios bloques de producción de crudo y gas, siendo el gas el producto de mayor importancia para PDVSA.

El buquetanque Nabarima está bajo la responsabilidad y se encuentra en el bloque perteneciente a la empresa Petrosucre que es una asociación entre PDVSA y la italiana ENI, donde la estatal venezolana tiene la mayoría accionaria.

El “Nabarima” es, por decirlo así, un buque sin motores; una instalación flotante anclada al fondo del mar, que fue adquirida para manejar temporalmente la producción de crudo de las empresas mixtas Petrosucre y Petrowarao, cada una de ellas concesionaria de un bloque de explotación. Su objetivo operacional es recibir el crudo y algunos líquidos –como aguas saladas y aceitosas provenientes de los yacimientos- mientras no existieran tuberías para transportarlas adecuadamente.  Su capacidad real de almacenamiento es de aproximadamente 1,2 MM de barriles y no de 1,3 como habría dicho el sindicalista Eudes Girot; menos aún los millones de barriles que señala la prensa proimperialista para generar más angustia y desconcierto.

Ante riesgos reales se requieren soluciones reales

El problema que actualmente afronta PDVSA y la empresa mixta Petrosucre, es complejo desde el punto de vista operativo y socioambiental.

Operativamente esta instalación debe ser equilibrada en niveles de fluidos, entre sus distintos compartimientos, y debe ser parcialmente desalojada de crudo, otros líquidos y quizás también de lastre. Cada día que se posterga esta actividad se mantienen tensiones excesivas sobre la estructura de la instalación que ponen en riesgo su integridad física, es decir, crece la amenaza de derrames petroleros.

El obstáculo fundamental es la falta de mantenimiento a dicha instalación, lo que ha generado el deterioro de toda la infraestructura y los equipos para el manejo de crudo; agudizado por la falta de personal, motivado a las continuas renuncias a causa de los miserables sueldos y salarios que actualmente está pagando PDVSA.

Otro factor que ha sido limitante son las sanciones imperialistas que han impedido a ENI y PDVSA afrontar la descarga del Nabarima y las reparaciones mayores requeridas. No hay que descartar la negligencia en este caso, ya que esta situación fue alertada repetidas veces por los trabajadores del área cuando el bloqueo imperial no había hecho los estragos que actualmente están a la vista. Esta dura realidad no se puede esconder, por más que la vocería oficial de PDVSA haya dicho en prensa que la situación del Nabarima no reviste peligro, cuando en realidad es todo lo contrario.

El Nabarima representa un peligro ambiental latente, que debe y puede resolverse.

El burócrata de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, Eudes Girot ha estado denunciado la situación operativa del Nabarima, pero sumándose  a las campañas amarillistas. Dichas denuncias han tenido eco en toda la prensa burguesa de Venezuela y del extranjero pues le sirve al imperialismo para sus fines desestabilizadores, sin embargo el sindicalista, escandaliza, pero no refleja las causas reales, ni los impactos ambientales y sociales que pudieran ocurrir si se derrama alguna cantidad de crudo contenido en la referida instalación. A las denuncias se le han sumado especialistas de diferentes áreas relacionadas con la materia ambiental, sin ahondar en el problema, dedicándose solamente a profetizar desastres, que esperan que ocurran, para incluirlos en el menú de ataques contra la Venezuela Bolivariana.

Está claro que en PDVSA y en Petrosucre no están disponibles los equipos ni los materiales para afrontar un evento ambiental que se genere por una eventual ruptura del buquetanque. Tampoco hay trabajadores organizados, ni siquiera servicios contratados para la atención de una contingencia operacional, ambiental y social de esta relevancia.  Para completar el cuadro, también se ha abandonado la articulación con las comunidades organizadas de pescadores y pobladores que serán vitales si se presenta una emergencia.

La falta de todos esos componentes para afrontar las actividades de contingencia y saneamiento ambiental, se viene agravando años tras año a consecuencia del bloqueo imperialista y sus sanciones, que han traído como consecuencia que ningún proveedor o contratista estén dispuestos a suministrar materiales y equipos especiales requeridos para estas actividades, muchos de los cuales provienen de USA. La dirección de PDVSA no ha dado muestras de ninguna acción que intente compensar o remediar tales carencias y todo se mantiene en el estado de abandono que luce toda la industria petrolera. Prueba de ello, es que PDVSA ha afrontado innumerables problemas en el saneamiento de derrames en todo el país y cuyo ejemplo emblemático fue el ocurrido este año en la refinería de El Palito, ubicado en el estado Carabobo, en las costas de la región central del país.

Si hacemos valer los más elementales principios de la legislación ambiental vigente en Venezuela (de vanguardia en el mundo) y de la CRBV, tal conducta implica responsabilidades civiles, administrativas y penales de los conductores de Petrosucre y de PDVSA, además de la obligatoriedad de tomar medidas de inmediato. Las instituciones del Estado no pueden seguir ciegas y complacientes ante riesgos de estas magnitudes.

Afrontar los riesgos de la situación del Nabarima requerirá de PDVSA acciones especiales y de emergencia operacional, ambiental y social para la transferencia del crudo y otros líquidos que están en el buquetanque, con un estricto plan de control de eventuales derrames previo o cuando se esté realizando la descarga. Por supuesto requerirá de embarcaciones, equipos y técnicos especialistas calificados, pero también requerirá de trabajadores experimentados, reivindicados y motivados, y de una comunidad articulada y participante.

Necesitará revivir los principios de respeto, reconocimiento e integración con trabajadores y comunidades que se han borrado en los últimos años, en una PDVSA que hoy tiene salarios y condiciones de trabajo miserables y que está completamente de espaldas al pueblo que la defendió y rescató en el 2002-2003.

La crítica situación del Nabarima, es un gran riesgo, pero es también una oportunidad para sacar de las gavetas empolvadas el V Objetivo Histórico del Plan de la Patria (Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana), para romper la debacle y la burocratización de PDVSA y relanzarla basada en el control y la movilización de sus trabajadores y sus comunidades, que –como en el pasado- es la única forma de rescatarla de la profunda crisis en la que está hoy.

*Raúl Salazar, militante de LUCHAS

Venezuela, 14 de noviembre 2020

Filed Under: Medio ambiente, Sin categoria Tagged With: ecocidio, PDVSA pasiva, se hunde el Nabarima

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