El 18 de octubre de 2020, el pueblo boliviano, a pesar de la represión y las amenazas, se desbordó en las calles a ejercer su derecho al voto. Así, le infringió una contundente derrota a la dictadura de Jeanine Añez, al imperialismo y a las transnacionales. Fue una lección de coraje y al mismo tiempo recuperó su democracia. No hubo vuelta atrás, el rotundo resultado en las urnas, 55,1%, dio al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, el retorno al poder, después de once meses de haberlo expulsado del gobierno a través de un golpe de estado. Esta jornada de las masas bolivianas, abrió las esperanzas a los pueblos de América Latina (Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, entre otros) que desde el año pasado permanecen luchando de distintas formas contra los planes neoliberales impuestos por sus gobiernos.
El MAS y otras organizaciones y movimientos indígenas, se mantuvieron permanentemente en la calle: sorteando todo tipo de obstáculos, persecución política d, asesinatos de dirigentes, represión policial y militar, y otras formas de abuso de poder. Maniobraron para suspender las elecciones, trataron de quitarle legitimidad al MAS para impedir su participación en las elecciones; acusaron de corrupción, terrorismo y narcotráfico a Evo Morales. Pero el pueblo, ha decidido a ser libre, se levantó, bloqueando 170 puntos del país para exigir sus derechos, imponiendo con su lucha las elecciones y esos resultados electorales que son una enorme conquista del bloque popular. A pesar de haber tardado un año y lograrlo a través de unas elecciones, este hecho se equipará políticamente con la derrota del golpe de ultraderecha en Venezuela contra Hugo Chávez, recuperándose el 13 de abril de 2002.
Una derrota al imperialismo y a las transnacionales
Bolivia de nuevo ha dado una lección: demostró que los pueblos cuando quieren cambios profundos si resiste y luchan, sus objetivos se pueden conseguir. Y, los derrotados, no sólo fueron el gobierno de facto de Jeanine Añez, sus policías y sus militares, si no y principalmente, los EEUU. La intromisión a través de financiamiento de la USAID, de los grupos conservadores y religiosos que fueron el accionar de la ultraderecha; auspiciando y promoviendo miembros del alto mando militar, como William Kaliman y otros de la antigua Escuela de las Américas, así como los Comandantes de la policía, que reprimieron al pueblo, que en su mayoría estudiaron en APALA, un programa de “seguridad multinacional” que trabaja para construir relaciones y conexiones entre las autoridades estadounidenses y la OEA, quedaron en el camino. Existen grabaciones y audios que demuestran los vínculos de los distintos militares de Bolivia, todos ex alumnos de WHINSEC (antigua Escuela de las Américas), en los cuales discuten planes para incendiar edificios del gobierno y para que algunos sindicatos proimperialistas realizaran huelgas. Se deja ver también la actuación de algunos grupos evangélicos, la injerencia de presidentes como Iván Duque de Colombia y Jair Bolsonaro de Brasil, el grupo de Lima, así como los senadores estadounidenses Bob Menéndez, Ted Cruz y Marcos Rubio.
Los objetivos económicos del golpe contra Evo
El golpe contra Evo Morales el año pasado, no solo era político, también tuvo objetivos económicos. Bolivia, al contrario del resto de los países latinoamericanos, tenía un crecimiento económico en la última década, llegando a superar el PIB nominal de los EEUU y Canadá. Eso fue producto de una política de reversión del programa neoliberal de los gobiernos anteriores. En los primeros años de su gobierno se realizaron nacionalizaciones, que significó no privatizaciones ni entrega al capital privado. Esta política permitió recuperar el control sobre recursos naturales como la minería, renegociando contratos con empresas extranjeras, logrando que una docena de multinacionales suscribieran nuevos contratos con la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), acordándose un tributo sobre el valor de la producción de entre 50 y 80 %, que no existía, contrario a la prédica neoliberal de favorecer la inversión extranjera. Con ello, se aumentó considerablemente los ingresos del Estado, permitiendo fuertes inversiones públicas y sociales, elevándose el nivel de vida de la población y sosteniendo un desarrollo productivo manufacturero, sobre todo de textiles, que antes eran maquilas para las grandes firmas norteamericanas y europeas. Reconocidos voceros del FMI, expresaron que Bolivia tuvo un crecimiento económico impulsado principalmente por las materias primas, los ingresos por impuestos, inversión pública y alto gasto social. Esto no hubiera sido posible con políticas neoliberales.
El boom de las materias primas la llevó a ser el cuarto productor mundial del estaño, el tercer productor de antimonio, el octavo de plomo, el noveno de plata, el décimo de zinc y el vigésimo de oro, pero es el litio, que es la base para el desarrollo de los acumuladores, baterías, pilas, claves en el desarrollo de energías alternativas, lo que convertirá a Bolivia en un preciado botín de guerra en la geopolítica imperialista. El imperialismo y la burguesía nacional no podía permitir que un indígena, un aymara, se siguiera consolidando, otro quinquenio más en el gobierno, retando al imperialismoy a sus planes;
El pueblo votó por Arce y su emancipación
El triunfo de Arce, representa la lucha centenaria de las distintas etnias que existen en el país. Es la continuación de la lucha por su emancipación del dominio blanco racista y miserable que ha impuesto al pueblo indígena, él ser excluido y en condiciones de extranjeros en su propia tierra. La República Plurinacional de Bolivia, representa para la mayoría del pueblo boliviano una bandera más importante que un punto en el PIB y los datos macroeconómicos. El pueblo boliviano se niega a volver a ser el paria político, por eso defiende el derecho a expresarse, a ser escuchado, a tener su propio gobierno. Es la movilización popular la que gana las elecciones, derrota a los golpistas, al imperialismo y la intención de hacer fraude.
Consolidar la Revolución Boliviana
A pesar del contundente triunfo, el gobierno de Arce tendrá que enfrentar el peligro continuo del golpismo y la amenaza imperialista. Existe la experiencia venezolana y la heroica resistencia del pueblo, que ha derrotado una y otra vez durante veinte años los ataques y agresiones imperiales y del enemigo interno. En Bolivia, las tareas fundamentales e inmediatas deben ser: la salida inmediata del gobierno golpista de Jeanine Añez del Palacio Quemado; el desconocimiento de todas las decisiones, deudas, acuerdos internacionales y contratos suscritos por el gobierno de facto; juicio con decomiso de bienes y capitales de los miembros del gobierno ilegítimo; moratoria en el pago de la deuda contraída previamente al golpe de noviembre hasta lograr la recuperación del desastre económico dejado por Añez; destitución y enjuiciamiento del alto mando militar y la comandancia policial y detención inmediata de los responsables de las masacres contra el pueblo durante el gobierno de facto; reestructuración de las fuerzas armadas y los cuerpos policiales, sacando a los golpistas y constituyendo una nueva cadena de mando con los oficiales medios; suspensión de todos los acuerdos y programas vinculados con Estados Unidos y la OEA; Solicitud de Juicio penal internacional contra todos los gobiernos que propiciaron el golpe de estado. Finalmente, para seguir construyendo y profundizando la revolución boliviana, la reconciliación nacional, debe ser sin olvido, enfrentando las amenazas internas de la ultraderecha y convocar a una Asamblea General del Poder Popular, que tenga un carácter permanente y plenos poderes para definir las políticas, estrategias y acciones para enfrentar la amenaza interna y externa.
Fortalecer la unión latinoamericana y caribeña
Como parte de la defensa de la revolución boliviana, es necesario impulsar y convocar la movilización internacional. Está demostrado que los países latinoamericanos juntos, poseen las mayores reservas de energía y minerales, las capacidades suficientes para la producción de bienes y servicios para la satisfacción de las necesidades de toda su población. No necesitamos de EEUU y Europa, son ellos los que necesitan de nuestras materias primas y nuestra energía. La división y los gobiernos lacayos, nos mantiene bajo la dominación imperialista. Deben ser disuelto el grupo de Lima y la OEA; romper desde adentro el bloqueo contra Cuba y Venezuela; rechazar la amenaza de bloqueo contra Bolivia, relanzando la integración latinoamericana a través de UNASUR y la CELAC, convocando la creación de la Federación de Países de Latinoamérica y el Caribe, con nuestro propio sistema financiero, nuestra propia moneda de intercambio, con libertad para el tránsito, el empleo y el estudio y con intercambio abierto y libre de bienes y servicios que permita compensar debilidades y a provechar las fortalezas de cada uno de nuestros países. El triunfo del pueblo boliviano, debe ser un punto de apoyo para fortalecer la lucha de nuestros pueblos por la libertad y la independencia económica y política, para tener una sola Patria: América.
Venezuela, 05 de noviembre 2020
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