Al momento en que escribimos esta nota el salario mínimo integral de 800.000 BsS llega apenas a 1,54$ mientras el salario mínimo básico de 400.000 BsS es de 0,77$, mensuales, calculado a una tasa cambiaria de BsS 519.082,41 por dólar, para el 02 de Noviembre de 2020, según la página del BCV. Es decir, 0,051$ y 0,025$ diarios, respectivamente. Estos números no son suficientes para describir el panorama desolador que acarrea para las familias trabajadoras la destrucción del salario.
Cómo se sobrevive con esos salarios? Los Bonos del Sistema Patria y los CLAPS también son de ayuda, pero no alcanzan a la totalidad de la población necesitada de esa ayuda. No tienen la regularidad que dice el gobierno que tienen, ni cubren las necesidades de una Cesta Básica.
A continuación presentamos como ha variado la Cesta Básica del Cendas para el año 2020, calculada en dólares a la tasa del BCV:
Mes Cesta Básica Alimentaria Salario Mínimo
(en dólares a la tasa del BCV) (en dólares a la tasa del BCV)
Enero 273 3,37
Febrero 332 –
Marzo 373 3,11
Abril 267 1,41
Mayo 190 2,04
Junio 202 2,03
Es decir, según el Cendas hacen falta entre 100 y 200 salarios mínimos para cubrir su cesta básica.
B
Fecha Cesta Básica Normativa Salario Mínimo
(en dólares al precio (en dólares al precio del paralelo) del paralelo)
Diciembre 2008 153 229
Diciembre 2009 179 263
Diciembre 2010 150 212
Diciembre 2011 184 252
Diciembre 2012 120 175
Diciembre 2013 52 65
Noviembre 2014 42 37
Aquí podemos ver claramente el efecto del ataque a la moneda que se inicia en 2012. Entre 2008 y 2012, el aumento de los precios de la Canasta Básica en bolívares era moderado en comparación con la depreciación del bolívar en el mercado negro. La medida universal de extrema pobreza, según el Banco Mundial, es un ingreso diario de 1,90$. Según el Banco Mundial, con esta unidad de medida, “el número de personas en extrema pobreza cayó de 1,9 mil millones de personas en 1990 a 736 millones en 2015”. Según Philip Alston, Relator Especial de la ONU para la extrema pobreza y los derechos humanos el límite de “1,90$ diarios” apenas cubre el costo de alimentos y vivienda en muchos países del mundo. Un mínimo de 5,5$ diarios, es decir, 165$ mensuales, traza una línea más realista de la pobreza extrema en el mundo. Este número es consistente con las mediciones del INE entre 2008 y 2014, que dan un promedio de 157 dólares para el valor de una Canasta Alimentaria Básica.
De cualquier manera, la realidad es que el salario mínimo está muy por debajo de un salario de subsistencia, con cualquiera de los límites trazados por una Cesta Básica Alimentaria. La inmensa mayoría de los trabajadores venezolanos vivimos hoy por debajo de la línea de extrema pobreza, retrocediendo años en los logros alcanzados por la Revolución Bolivariana desde 2004 hasta 2012. En Agosto del 2018, el presidente Maduro lanzó el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica con el anclaje del salario mínimo al Petro que recuperó por uno o dos meses el poder adquisitivo del salario, llevándolo a 30 dólares, a la tasa de cambio oficial de la época.
Pronto la devaluación agresiva del bolívar, a la cual se doblegó el BCV con su nueva política cambiaria que fija una tasa de cambio determinada por la oferta y la demanda de divisas en subastas públicas, comenzó la depreciación del salario. La esperanza de algunos, de que el salario mínimo se ajustaría según la cotización del Petro como criptoactivo en el mercado cambiario –tal como ofreció públicamente el propio Nicolás Maduro- fue defraudada, cuando se impuso dos unidades de medidas del Petro: uno, como unidad para la contabilidad de los presupuestos del Estado y otro, como criptoactivo cuya cotización está sujeta a la oferta y la demanda. El salario mínimo se ancló al Petro como unidad contable, quedando absolutamente rezagado de la inflación como mostramos en cifras anteriores.
Sin esta diferenciación los salarios mínimos debían haberse ajustado a la cotización del criptoactivo que hoy está en 29.697.253,85 BsS. Es decir, hoy el salario mínimo debería estar en 14.848.627 BsS, es decir, 28 dólares, al cambio del BCV.
¿Por qué no se siguió este camino? Porque entraría en contradicción con la política de “déficit cero” consecuencia de la línea de equilibrio fiscal y tributario que es esencial en ese plan. Desde 2018 el gobierno está en la búsqueda del equilibrio perdido –fiscal, monetario, cambiario– que destruyó la devaluación del bolívar impuesta desde el mercado negro del dólar paralelo, las casas de cambio en Cúcuta y Maicao y el contrabando de extracción del papel moneda, toda una operación de guerra económica dirigida a destruir el signo monetario venezolano y sustituirlo por el dólar. Esto es lo que ha ocurrido en los hecho sin que el gobierno haya acertado en ninguna medida para frenar el avance de este proceso, impuesto por poderosas fuerzas objetivas y subjetivas, por la lógica del mercado, la ley del valor. A estas fuerzas internas se le suma el bloqueo económico, con su estrangulamiento del comercio exterior y de la industria petrolera, en particular.
El problema es que mientras el gobierno busca el equilibrio perdido, nosotros, los trabajadores, pagamos los platos rotos de sus experimentos fallidos. En ese proceso de ensayo y error del gobierno en materia económica, los venezolanos nos hemos visto obligados por las circunstancias a enfrentar la destrucción del salario mediante la informalización de la economía familiar. Son los llamados “emprendimientos familiares”, las remesas de familiares que viven en el extranjero, la prestación de servicios y oferta de productos a precios especulativos en un mercado dolarizado, multiplicado por el efecto de las redes sociales. Crecen las empresas de ofertas de servicios de internet y en general se tiende a la privatización de los servicios públicos, por el pago de “propinas” a los trabajadores de Cantv, Corpoelec, Gas Comunal, aseo urbano, etc para la realización de reparaciones, instalación de servicios, etc.
Todo esto en medio de una extrema precariedad.
Cada tanto tiempo el gobierno menciona la necesidad de que la clase obrera protagonice la necesaria reactivación económica. Cosa que nosotros reivindicamos, pues lo único que crea valor es el trabajo colectivo de la clase trabajadora. Incluso ha intentado una fórmula de acción como los Comités Productivos de Trabajadores (CPT); pero ha sido inconsecuente y ha privilegiado su anhelo por las inversiones capitalistas. Así, las acciones adelantadas por los trabajadores de base que participan en los CPT´s son comúnmente desoídas, manipuladas o utilizadas en rivalidades burocráticas. El balance de los CPT merece una nota más amplia.
Si el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica debía servir a la recuperación del salario y de la producción, lo que hizo fue instaurar una política anti-obrera de Salario Cero, mantenida obstinadamente por el gobierno con la declarada intención de atraer inversionistas extranjeros para explotar mano de obra venezolana a precios viles, poniendo a los sindicatos controlados por la burocracia gobiernera como capataces al servicio de los empresarios, nacionales y extranjeros. El empobrecimiento de las masas venezolanas se ha acentuado gracias a la destrucción de los salarios, aún así, los “anhelados” capitales no han llegado.
Debido a la tremenda presión política del bloqueo imperialista, el gobierno lo que hace es hacer atractivo y rentable los negocios de especulación monetaria y comercial en medio de la hiperinflación.
Este plan se impone bajo el eslogan de la lucha contra el bloqueo imperialista, pero en el fondo sólo ha significado una abierta capitulación al bloqueo imperialista, pues agrava sus consecuencias sobre las mayorías nacionales y, debilitará mucho más las condiciones de trabajo, la soberanía nacional y el control del Estado frente a las empresas. Hechos y acciones que se -acentuaran con la recién aprobada Ley Antibloqueo-
Los tecnócratas y altos funcionarios del gobierno, cegados con sus gríngolas ideológicas y desconectados de la dura realidad cotidiana que vivimos millones de trabajador@s venezolan@s, se han abrazado a los principios del neoliberalismo, ofreciendo y acordando toda clase de disminuciones de impuestos, reivindicaciones laborales, requisitos legales; y ofreciendo cualquier clase de ventaja y garantías y a las inversiones nacionales y extranjeras, dándole la espalda a las condiciones de vida y a la capacidad generadora de producción que reside en la clase trabajadora.
Son incapaces de concebir un plan que convoque al pueblo trabajador a levantar la economía del país con medidas de corte claramente socialista tales como Impuestos Progresivos al Gran Capital y el Monopolio del Comercio Exterior.
Hay que cambiar de inmediato la orientación neoliberal y antiobrera de la política económica. Basta ya de poner las esperanzas de una reactivación económica en un enriquecimiento aún mayor de la burguesía, para que posteriormente nos arrojen las migajas de unas mejoras salariales. Solamente una clase obrera reivindicada, moralizada, movilizada y organizada; aliada al movimiento campesino y comunal que resiste -hoy disperso- en todo el país, podrá lograr una reactivación que funcione para el país en general. Se requiere una inmediata reactivación de la función social del salario, empezando por cumplir ese oferta de indexar al salario mínimo al Medio Petro, como inicio para cumplir con esa pauta constitucional (Art 91) que instruye que “Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales“.LU
Mientras ocurre todo esto al frente de nuestras narices y a los ojos de todos, la Central Socialista Bolivariana de los Trabajadores (CSBT), en dónde está?: está desplegada en todo el país en plena campaña electoral para los elijan cómo los próximos diputados de la nueva AN; están sus dirigentes celebrando el “Gran Congreso para la Construcción del Bloque Histórico”; están en un “Encuentro PRODUCTIVO CON EL PRESIDENTE Maduro y están en el II Congreso de la Seguridad Social. Y, sus propuestas de salarios y de las convocatorias de luchar por él?. Están por Salario O.
LUCHAS, llama activarse en asambleas de trabajadores en todos los centros de trabajo, públicos y privados; que discutan con libertad las necesidades y posibilidades reales de reactivación de la producción, con el derecho inmediato a fiscalizar los registros y libros contables de las empresas, y se discuta también la recuperación de un salario digno para todas y todos. Y, que desde estas asambleas, especialmente, fiscalicen públicamente, en alianza con las comunas y la estructura social de los CLAP y los CPT, el flujo de insumos y productos que entren y salgan de cada establecimiento productivo para combatir la letal hiperinflación.
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